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P. Castellanos: del pasmo al espasmo

«En el seno del PSOE han convivido, por lo menos hasta ahora, con sentido de unidad, no exento de su personalidad definida, socialdemócratas y socialistas, quizá porque estos últimos han sido siempre una abrumadora y generosa mayoría. De haber sido al revés, cualquiera, sabe qué hubiera pasado, pero nos podemos temer que se hubiera roto la convivencia a la vista de cierta caza de brujas, contra izquierdistas, que jamás ha tenido parangón en persecución alguna de derechistas, a veces auténticos reaccionarios, siempre protegidos y campando por sus fueros hasta las más altas cumbres orgánicas.Y ahí está la trágica historia de Rosa Luxemburgo para confirmarlo.Pero en el seno del PSOE ha surgido la polémica, y no es fútil ni inútil, pues trastoca un «acuerdo» de carácter tácito y siempre respetado.

Es inevitable que de la polémica no se pueda retornar al cómodo silencio, y menos aún a una síntesis, que existía y alguien ha querido revisar y cuestionar, y él sabrá con qué fines o por qué causas que otros sólo presumimos o intuimos.

En el PSOE pueden militar socialdemócratas declarados o agazapados, porque la mayoritaria corriente marxista, respaldada por una expresa resolución de Congreso unánimemente adoptada y una tradición indiscutida, les protege en su seno, precisamente por su sentido más que claro de libertad democracia y su aplicación como protección de los derechos de las minorías y su libertad de expresión.

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Si algún día, que no llegue, se liquida el marxismo, que algunos quieren reducir a vocablo, método o filosofía, olvidando su praxis o acción revolucionaria, ya veremos si a los marxistas se les va a autorizar a militar en ese renovado partido socialdemócrata que la derecha (por algo será) reclama urgentemente, todos los días, desde todos los frentes y editoriales.

Pero los socialdemócratas en el seno del PSOE quieren variar ahora el juego político interno, la relación de fuerzas, atrayendo a sus hermanos separados, en otros grupos socialdemócratas enemigos del PSOE tradicional, cambiando la declaración de principios y, lógicamente, modificando la acción política, y no sólo la imagen por ensanches electorales, no seamos ingenuos.»

23 mayo

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