Elogio a la policía

Mi hijo ha sido detenido en varias ocasiones, las más de ellas, relacionadas con esa lacra social que son los estupefacientes, y por tanto, él como nosotros, hemos tenido que tratar con distintos policías de la Brigada de Estupefacientes. La mayoría de ellos ha cumplido con su obligación sin más, pero los señores Chicón y Pulido han dado toda una lección de cortesía, corrección y bien hacer, lo cual es digno de mención y justo reconocerlo públicamente, y que conste, y vaya por delante, que cuando estos dos señores detuvieron y hablaron con mi hijo, fue cuando más tiempo estuvo en la cárcel, lo que demuestra que estas líneas no van influenciadas pór un falso agradecimiento.Al citar a los señores Chicón y Pulido no les causo ningún perjuicio, en cuanto a su identidad, ya que he hablado con varios padres de drogadictos y coinciden en su agradecimiento hacia ellos, ya que los conocen. Entre los jóvenes son conocidos no sólo por sus nombres y apellidos, sino por un apodo: el Estudiante, el primero y el Gitano señorito el otro.

El motivo de esta carta es también el de hacer público un homenaje de estos dos policías, ya que si las críticas no se silencian, como es lógico y natural, enjusticia, las alabanzas tampoco deben callarse.

Madrid