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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mutilados de guerra de la República

Su Majestad el Rey dijo el día de su coronación que «quería ser el Rey de todos los españoles». Y para borrar, en lo posible, la nefasta imagen de «las dos Españas», dijo también: «Que no quería que hubiese ni privilegiados ni resentidos.»

A los mutilados de guerra procedentes del Ejército de la República nos parece muy bien que se borren, de una vez y para siempre, las diferencias en que nos sumió la guerra a los españoles. Y, en consecuencia, que no haya privilegiados ni resentidos. Para ello es preciso que todos los españoles nos rijamos por unas mismas leyes y que todos seamos iguales ante las leyes. Como reza en nuestros códigos. Pues mientras haya dos clases de mutilados de guerra, regidos por dos leyes diferentes, y los unos tengan la consideración de caballeros con todos los honores y privilegios. Y los otros, pobres cojos y mancos con una discriminatoria y mezquina pensión, es porque hay privilegiados. Y mientras haya privilegiados, tambien habrá resentidos.

¿Y por qué se ha de seguir teniendo en el olvido más absoluto a las viudas de nuestros mutilados fallecidos, antes de percibir sus pobres pensiones, y a las que sus esposos tuvieron peor suerte que nosotros, puesto que no viven para contarlo, y llevan cuarenta años abandonadas a su propia suerte? Ya va siendo hora de que se hable menos y se haga más en pro de la armonía entre todos los españoles.

El Consejo de Ministros del día 23 de julio de 1977, y a propuesta del ministro de Defensa, nombró una Comisión Interministerial para estudiar, con carácter de urgencia, los problemas que afectan a los militares profesionales que sirvieron al Gobierno de la República y, con especial atención, la problemática referente a los mutilados. Al problema de los militares se le da una solución mediante la publicación en el BOE de 6 de marzo del año en curso, un real decreto-ley, en virtud del cual, los afectados por él son protegidos económica y moralmente de una manera más o menos satisfactoria.

Esta misma Comisión Interministerial llevaba en cartera la misión de buscar la solución adecuada a la problemática de los mutilados.

Los mutilados de guerra de la República estábamos esperanzados por ver la solución que se le daba a nuestro problema. Por ver si era verdad que nos homologaban de una manera total y efectiva, con los llamados caballeros mutilados por la patria.

Por esa homologación es por lo que hemos luchado durante tantos años, eso es lo que queremos y con eso es con lo que nos conformaríamos.

Y ahora pregunto: ¿Qué se ha hecho de aquel proyecto que iba a solucionar la problemática de los mutilados de guerra republicanos, al mismo tiempo que el de los militares profesionales que sirvieron a la República? ¿Se buscó esa solución? ¿Se encontró acaso? Y si se buscó y se encontró, ¿qué se hizo de ella, que no ha vuelto a aparecer por ninguna parte?

Pues el problema de los mutilados de guerra de la República está ahí, vivo. Es un problema latente que avergüenza a toda conciencia honrada. Y su solución es urgentísima, porque estamos ya todos alrededor de los setenta años y no podemos esperar más tiempo. Dentro de pocos años no quedaríamos ninguno para contarlo.

¿O acaso sea eso lo que se está buscando? Que nos entierren a todos, para dar por liquidado el problema de los mutilados de guerra del Ejército de la República y el de las viudas de guerra.

Mutilado de guerra

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