El Consejo valenciano promete una política descentralizada
La primera declaración política del Consejo del País Valenciano leída por su presidente, José Luis Albiñana, en la Diputación de Alicante, a los treinta días de su constitución, ha sido acogida de forma diversa, desde considerar que su contenido se ajusta a la posibilidades reales que ofrece la actual situación política valenciana, hasta valorarla como una declaración que sólo elimina temores y recelos sin afirmar los presupuestos mínimos programáticos para una política autonómica realizada desde el País Valenciano.Como hecho más destacado se resalta la elección de Alicante para hacer pública la declaración, ya que, de esta forma, se reafirma la voluntad del Consejo de actuar con una orientación claramente descentralizadora de Valencia sobre el resto de las comarcas.
En ese sentido, la declaración establece las bases de un modelo de gobierno comarcal que engarce los municipios con las comarcas y éstas con las tres provincias para culminar en la gestión integradora y unificadora del Consejo. «Este órgano de gobierno no puede estrangular ese vigor de participación ciudadana -indica la declaración- en los diferentes ámbitos de la gestión municipal, comarcal y provincial.»
No obstante, uno de los párrafos que menos positivo se considera es el que hace referencia al proceso de concienciación autonómica. «La Constitución, que ha de ser el vehículo que posibilite nuestro futuro estatuto de autonomía, hoy no permite más esfuerzo que el propio de las actividades parlamentarias», párrafo que tiene una segunda parte alusiva a las divergencias en la denominación de la lengua y colores de la bandera, temas que serán decididos en el marco del futuro estatuto.
De esta forma se entiende que el avance autonómico valenciano queda reducido a la actividad parlamentaria en esta nueva etapa política, dejando de lado una dinámica propia de sensibilización popular, como la ocasión perdida para conmemorar la batalla de Almansa el 25 de abril.
En este capítulo de insuficiencias se señala también la afirmación expresa de que el Consejo no es separatista. «Con este proceso hacia la autonomía del pueblo valenciano no estamos poniendo en crisis a España -señala el documento-, sino, por el contrario, la ratificamos. La fortaleza del Consejo es doble por estar amparado, por un lado, por el pueblo valenciano y, por otro, por el propio Estado, de quien se siente parte indisoluble.» Determinados círculos políticos entienden que dicho párrafo tendría como objetivo tranquilizar a los llamados poderes fácticos y otros grupos de presión, aunque a este respecto el apoyo que está recibiendo la institución supera ampliamente el marco social de las fuerzas parlamentarias que lo integran, especialmente por la derecha.
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