Italia, pendiente de una posible crisis de Gobierno
La renuncia del ministro del Interior, Francesco Cossiga, que fue sustituido provisionalmente por el primer ministro, Giulio Andreotti, y la posibilidad de que sea aprovechada por la derecha italiana para provocar una crisis de Gobierno, se constituyó ayer en el foco de la atención política en Italia. En algunos sectores su dimisión se interpreta como un gesto de solidaridad con la familia del líder democristiano asesinado y una crítica del viejo amigo de Moro y Berlinguer a la actuación de su propia policía. Entretanto los grupos terroristas de ultraizquierda llevaron a cabo ayer en Milán un nuevo atentado, esta vez contra el director de un banco norteamericano. Los funerales de Estado de Moro -enterrado anteayer privadamente- se realizarán hoy en Roma.
El entierro y el funeral de Aldo Moro, de prisa, en silencio, de sorpresa en el pueblo de Turrita Tiberina, a cincuenta kilómetros de Roma, sin que lo supiera ni siquiera Zaccagnini, fue interpretado como el último gesto de protesta de la familia contra el Gobierno y contra la Democracia Cristiana. Fanfani salió disparado cuando supo la noticia, pero cuando llegó ya había terminado todo: una ceremocia que duró sólo cuarenta minutos. Fanfani tuvo que contentarse con rezar, sólo, ante la tumba.El cardenal vicario de Roma, monseñor Ugo Poletti, hizo todo para convencer a la señora Moro a que aceptase el funeral de Estado, Fue por dos veces a su casa. La primera no lo recibió y la segunda dio un no rotundo. Zaccagnini defendió el derecho de la familia a defender su intimidad.
También la gente de la calle dice que la familia de Moro hizo bien. La opinión pública, después del bárbaro asesinato del líder político, comprende la rabia de sus familiares contra el Estado, que no sólo no logró librar a Aldo Moro sino tampoco dar con uno solo de los secuestradores, después de haber registrado a casi diez millones de italianos. Hay quien dice que la dimisión de Francesco Cossiga, tal amigo de Aldo Moro, fue un gesto indirecto de solidaridad con la familia y un acto de protesta contra un aparato burocrático tan ineficaz que le obligó a fracasar estrepitosamente.
Víctima de la ineficacia
De lo que no cabe duda, y lo subraya aquí toda la prensa, es que Cossiga ha sido la víctima de toda una serie de ineficiencias durante todo el caso Moro. Desde el día siguiente del secuestro, a pesar de la enorme movilización de fuerzas de la policía, de los carabineros, de agentes del Ministerio de Finanzas y del Ejército, la opinión pública tuvo la clara sensación de que no se llegaría a ninguna conclusión. Impresión confirmada después por los malhumores que existían entre la policía y la magistratura, por el modo de actuar provocatorio de las Brigadas Rojas y por los contrastes de la familia Moro con el Gobierno.
Pero hoy, después de la renuncia de Cossiga, todos los partidos reconocen su «honradez profesional». El comunista Pajetta aclaró inmediatamente, en nombre del PCI: «Es un gesto que demuestra sensibilidad y seriedad política». La DC piensa que el gesto de Cossiga es «una señal de un nuevo estilo político en Italia». Republicanos y socialistas han apreciado el gesto del ministro, pero se reservan su juicio oficial para cuando se analice en el Parlamento toda la cuestión del drama Moro.
La mayor preocupación, por el rnomento, es que el gesto de Cossiga no pueda ser aprovechado por la derecha para una crisis de Gobierno que lleve al país a unas nuevas elecciones, que en este momento no podrían realizarse sino con una gran carga emotiva.
Nuevo atentado
Las pistolas de los terroristas disparan diariamente en Milán. Ayer tocó el turno a Marz¡o Astarita, 37 años, director del Chemical Bank. Estaba entrando en el Metro cuando un hombre y una mujer, a cara descubierta, le dispararon por la espalda cinco tiros, hiriéndole en ambas piernas y fracturándole el peroné.
El atentado fue reivindicado por teléfono a la agencia Ansa por dos organizaciones: Primera Línea y Fuerzas, Combatientes Comunistas, los cuales se asumieron la patemidad del atentado del día anterior, al ingeniero Giacomozzi. Momentos después del atentado, la radio daba con satisfacción la noticia de que la policía había encontrado en Turín una central terrorista considerada muy importante. Era la guarida de los brigadistas que asesinaron al guardia Cotugno. También encontraron documentos que se refieren al asesinato de Casalegno, el vicedirector de La Stampa. Se habla, sin confirmarlo, de material inédito de las Brigadas Rojas. Desde él secuestro de Moro es prácticamente la primera vez que la policía logra por su cuenta, encontrar la habitación de un grupo de brigadistas.
La FBI investiga
Un grupo especial de seis agentes de la Policía Federal Norteamericana (FBI) ha sido encargado por el Gobierno Carter para «estudiar y seguir de cerca» las actividades de los grupos terroristas europeos, según declaró el director de la FBI, William Webster.
En un plan coordinado con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y los Gobiernos europeos y de aquellos países donde existen movimientos extremistas, el Gobierno Carter ha aumentado en las últimas semanas su preparación antiterrorista ante el miedo de que puedan llegar a este país algunas de las acciones de dichos grupos.
Aldo Moro sufría un tumor de tiroides, informaron los especialistas que practicaron la autopsia a su cadáver. Conocido este dictamen, los amigos de Moro recuerdan que en los últimos tiempos su voz había perdido considerable potencia y sonoridad.
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