Se ahonda la división en el Partido Social Demócrata
La larga crisis que sacude al segundo partido portugués en importancia ha enseñado a los observadores a mostrarse prudentes en sus previsiones, pero parece difícil imaginar una eventual reconciliación, y menos una colaboración, entre las dos corrientes del Partido Socialdemócrata (PSD), después de las graves acusaciones formuladas contra los seguidores de Sa Carneiro por el profesor Sousa Franco, que fue dirigente máximo de dicho partido hasta hace tres semanas.
Aunque se resista a admitir que el PSD se ha transformado ya en el «gran partido de la derecha portuguesa», Sousa Franco precisa no sólo sus puntos de desacuerdo con el «militante número uno» del partido, sino también una línea de fractura que, al confirmarse, lo llevaría a él y a la anterior dirección, «moderada, europea y tecnocrática», a tener que salir forzosamente del partido.
Resumiendo: según Sousa Franco no se puede hacer de la Constitución un «chivo expiatorio», porque ha demostrado ya, en la práctica, ser capaz de una adaptación flexible. La falta de respeto para los plazos constitucionales de revisión constituirían también un grave atentado contra todo el sistema legal, al ser los propios diputa dos los que infringen la ley fundamental. No se puede exigir del presidente de la República -añade Sousa Franco- que disuelva la Asamblea porque se lo exija un partido minoritario de oposición. En cuanto a la acción del jefe del Estado, aun defendiendo el derecho democrático de criticar a todos los poderes, Sousa Franco afirma que «el apoyo crítico y exigente al presidente es la única forma de mantener la democracia en Portugal».
Paralelismo con Eanes
Aunque no sea lícito establecer relaciones de causa y efecto entre estas declaraciones de Sousa Franco (publicadas por el principal diario estatizado de Lisboa) y el discurso del presidente Eanes, del pasado día 25, es difícil no subrayar el paralelismo entre ambos.Parece, una vez más, dibujarse en el elenco político portugués un bloque de apoyo al presidente y a la Constitución, cuyas fronteras no respetan los límites de los partidos Fuera de ese bloque, se encontraría el campo de acción del «gran partido de derecha», del que habla Sousa Franco, y del que excluye a los «auténticos socialdemócratas».
Sousa Franco no vacila en denunciar las «tentativas de colonización» del PSD por la extrema derecha, defraudada en sus anteriores intentos de utilización del Partido Demócrata Cristiano, hoy aliado de los socialistas en el Gobierno, para concluir que «si nadie es culpable de quien lo apoya, hay apoyos que hay que rechazar abierta y claramente».
Sousa Franco ocupó el liderazgo del primer partido de la oposición desde enero al pasado 16 de abril, fecha en que la dirección del partido fue confiada a elementos afectos al fundador del PSD, Francisco Sa Carneiro.
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