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Entrevista:

Jordi Pujol: "Los desequilibrios territoriales amenazan la consolidación de la democracia"

Jordi Pujol, dirigente de Convergencia Democrática de Cataluña y consejero de la Generalidad, pronunciará esta tarde una conferencia en el Club Siglo XXI. El señor Pujol va a hacer una propuesta concreta a las fuerzas políticas y sociales para abordar el problema de los desequilibrios territoriales de España. En esta entrevista concedida a EL PAÍS, el líder nacionalista catalán explica dicho tema, en el marco de los procesos autonómicos en marcha.

PREGUNTA. ¿Cuál va a ser la parte medular de su conferencia?

RESPUESTA. Los desequilibrios territoriales en España, es decir, el tema del subdesarrollo. Se trata de pedir a las fuerzas políticas y sociales que aborden esta cuestión con seriedad y con criterios no electoralistas, porque pensamos que este es un asunto que amenaza más la consolidación de la democracia que otros temas de los que viene hablándose. La existencia de una economía dual -es decir, una gran fractura económica entre zonas desarrolladas y subdesarrolladas-, como ocurre en Italia, es una amenaza muy seria.

P. ¿Piensa hacer una propuesta concreta, en el sentido de seguir el modelo económico regional de ese país?

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R. Yo no quisiera prejuzgar el debate de que le hablo, pero pienso que el Senado sería el lugar adecuado para gestionar una política de desarrollo generalizado y regionalizado. La definición de esta política tendría que hacerse conjuntamente con el Congreso, pero su ejecución podría recaer en el Senado si, como pretendemos, se transforma en la Cámara de las nacionalidades y regiones.

P. Las conversaciones que usted propone, ¿serían una derivación de los pactos de la Moncloa?

R. Los pactos de la Moncloa son irrepetibles; pero el problema de que le hablo es de tanta trascendencia que debe discutirse entre todos, no como bandera electoralista, sino para poder construir un nuevo Estado democrático.

P. ¿Hay alguna novedad en el tema del acercamiento de la minoría catalana a la actual mayoría gobernante?

R. No, no hay ninguna novedad. Si el Gobierno da un contenido real a las autonomías y conduce al país hacia un modelo democrático europeo evolucionado, nosotros no vamos a poner dificultades y le apoyaremos; pero los rumores sobre una entrada nuestra en el Gobierno no tienen base.

P. ¿Qué importancia concede a los incidentes ocurridos el pasado domingo en Barcelona y Villalar, a propósito de concentraciones autonomistas?

R. En Cataluña, la gran mayoría del pueblo apoya la política de la Generalidad, que está basada en la afirmación clara de que Cataluña constituye una nacionalidad, así como la reivindicación de los derechos de lengua, cultura y posibilidades de una autonomía real. Junto a ello, Cataluña tiene una voluntad de llevar el proceso de forma compatible con la consolidación de la democracia y la evolución política española.

En cuanto a los incidentes de Villalar, en principio son sorprendentes; hay que subrayar que esto ha ocurrido en Valladolid, donde han sido quemadas, en un solo día, más banderas españolas de las que se han quemado en Cataluña en muchísimos años.

Todo esto indica que existe algún desasosiego en toda España sobre la voluntad de recuperar la propia identidad. Pero no serán incidentes de este tipo los que hagan peligrar la Generalidad; el verdadero peligro es que, en contra de lo prometido, no se le diera un contenido real. La gestión de Tarradellas en Madrid fue buena, pero hay que ver si se aplican o no los acuerdos alcanzados.

P. ¿Cuál es su valoración de la situación económica?

R. Si seguimos aplicando la política económica llevada hasta ahora, saldremos del bache, siempre que pueda frenarse la tendencia hacia la radicalización; en este sentido se han producido ciertas manifestaciones por algunos sectores del empresariado -cuyas dificultades son comprensibles-, y ciertas huelgas (por ejemplo, la de artes gráficas, en Barcelona) que parecen planteadas más en la línea de crear tensión que de buscar soluciones, y, además, acompañadas, en algún caso, de violencias y coacciones. Todo esto podría dar al traste con la ligera tendencia a la mejoría económica que observamos.

P. ¿Cuál es su postura respecto al proyecto de acción sindical?

R. El proyecto de la ponencia tendrá que ser modificado sustancialmente; en esto todo el mundo está de acuerdo, aunque unos lo digan públicamente y otros en privado. La aprobación del artículo nueve, tal como está, no significaría la legislación más avanzada de Europa, pero sí la que haría más inviable la vida de las empresas, tanto públicas como privadas. Estoy convencido de que encontraremos un punto de acuerdo.

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