El Gobierno portugués trata de minimizar los incidentes de las Azores
Portugal acaba de pasar un fin de semana agitado, con momentos de gran tensión, para retomar, al principio de esta semana, el semblante de crisis latente que viene arrastrando hace varias semanas.La agresión de los separatistas azorianos contra el ministro adjunto de Mario Soares, la nueva fase de la crisis del Partido Socialdemócrata y los primeros síntomas públicos de desavenencias en el seno del Partido Demócrata Cristiana (en el Gobierno desde marzo) unen sus efectos a las dificultades económicas y financieras de un Gobierno en desprestigio creciente.
Los tumultos en la capital de las Azores, en los que resultó ligeramente herido el ministro Almeida Santos, en viaje al archipiélago en representación del Partido Socialista, han puesto en evidencia la fragilidad de la autoridad del Gobierno central y la incapacidad (o mala voluntad) de las fuerzas de seguridad frente a un grupo de manifestantes que no excedió en ningún momento de dos centenares de personas.
Fue necesaria una reunión de emergencia del Gabinete en la noche del sábado, una entrevista de Mario Soares con el presidente Eanes en las primeras horas de la madrugada del domingo y el envío para las Azores del ministro (democratacristiano) Rui Pena, acompañado del general Galvao de Figueiredo, ministro de la República, junto con las autoridades regionales para que el ministro Almeida Santos se recobrase del susto ocasionado por cinco horas de persecución por las calles de Ponta Delgada y reiniciase, esta vez en calidad de representante del Gobierno, su interrumpida visita a las islas.
Todos los partidos han condenado severamente la agresión, exigiendo el castigo ejemplar de los culpables y una investigación acerca del comportamiento de las fuerzas policiales. Las autoridades regionales -socialdemócratas- se han asociado a la condena y han abierto, por su lado, una investigación. Pero el resultado parece difícil. La policía no efectuó ninguna detención en el acto.
El Gobierno central parece ahora decidido a adoptar una actitud más prudente, «desdramatizando» los acontecimientos y limitando su ámbito a una alteración del orden público en la ciudad de Ponta Delgada, en contraste con las primeras versiones, reproducidas con gran lujo de detalles por la prensa de la oposición.
Sigue la crisis del PSD
La reunión del consejo nacional del Partido Socialdemócrata ha concentrado las atenciones sin colmar las esperanzas de ver, resuelta la crisis prolongada del segundo partido portugués. La derrota de la dirección elegida en enero pasado y de su línea de «oposición selectiva» ha sido más nítida que la victoria de Sa Carneiro y un congreso extraordinario a celebrar dentro del plazo máximo de tres meses tendrá que zanjar definitivamente el problema. Hasta entonces, Sa Carneiro no aceptará retomar la presidencia del partido, a pesar de haber sido invitado a hacerlo.Una dirección provisional dirigirá entre tanto el partido, con una elevada participación de los representantes de las federaciones locales, considerados todos como partidarios de Sa Carneiro. El presidente y el vicepresidente serán los respectivos del grupo parlamentario, donde el hasta ayer presidente del partido, Sousa Franco, tenía mayor apoyo, y que serán elegidos el jueves. De momento, Sa Carneiro ha alcanzado una victoria moral que le devuelve entera libertad para continuar su ofensiva in crescendo contra el Gobierno, la Constitución y el presidente de la República, y nadie duda de que utilizará a fondo esta posibilidad.
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