Carter, dispuesto a limitar la importación de petróleo

El presidente Carter reconoció que la caída del dólar ha empeorado la inflación en Estados Unidos, e hizo un llamamiento para un control voluntario de precios y salarios. El presidente norteamericano insistió también en que si el Congreso no aprueba una política energética nacional, su Gobierno tendrá que «limitar inmediatamente» las importaciones de petróleo.

En un discurso ante la convención anual de directores de periódicos norteamericanos, el presidente Carter esbozó las líneas generales de lo que será en los próximos meses la política antiinflacionaria de su Gobierno, que ya anticipó EL PAÍS en su edición del pasado martes.En su discurso no se contienen medidas drásticas y sí un rechazo categórico a la imposición de controles obligatorios para precios y salarios.

«La lucha contra la inflación no puede llevarla sólo el Gobierno, ya que necesita de la cooperación del sector privado y de los sindicatos», dijo Carter.

El Gobierno limitará la subida de los sueldos de los empleados gubernamentales en un 5,5% este año y el presidente Carter manifestó que esperaba que esa fuera la medida que sirviera de ejemplo a las subidas salariales y de precios durante 1978.

Debido al estado deficitario de la balanza comercial norteamericana, el presidente Carter prometió en su discurso establecer un programa de promoción para las exportaciones dentro de sesenta días.

Pero el mandatario norteamericano reconoció que es el capítulo de la energía y del exceso de consumo petrolífero el que más preocupa a su Administración.

Estados Unidos importa el 50% de su consumo de petróleo y este año se espera que pague por ello, al igual que en 1977, unos 45.000 millones de dólares.

La amenaza de Carter de reducir las importaciones de petróleo no fue especificada, aunque en medios oficiales se especula con la posible imposición de impuestos especiales a las compañías importadoras.

Otras medidas anunciadas serán la reducción del gasto público en sectores como transportes y autopistas, agricultura y gastos de defensa, y una limitación en 73.000 millones de dólares del déficit presupuestario interno autorizado para este año.

Como ejemplo de su lucha antiinflacionaria, el presidente norteamericano ordenó una congelación de salarios para todos los miembros del ejecutivo y de su oficina particular.