Canarias, mejor que Castilla
Querer hacer creer desde aquí que estas islas han estado y están abandonadas es faltar a la realidad. ¿Qué región, excepto Madrid capital, tiene la mitad de privilegios que ésta? En estas cinco o seis últimas décadas, al menos, ¿cuánto se ha recaudado y cuánto se ha gastado aquí por habitante o km2? Sería demasiado extenso entrar en comparaciones detalladas, por lo que solamente haré un boceto general de lo que todos estamos viendo.Si trazamos una imperfecta corona circular alrededor de Madrid todo lo ancha que se quiera, dejando fuera poco más del litoral, ¿qué queda dentro? Ruinas, vejez, agonía y un sentimiento de impotencia con estoica fatalidad.
Esas tierras de tanta riqueza natural, que tanto han dado y están dando a España con su trabajo, con tantas gestas y con tanta historia, hoy son momias convertidas por ineptos que cantándose loas, la mayoría de las veces en el nombre de Dios, han ahogado su empuje y su alegría. Esas tierras, que son las únicas que podían justificar su ETA o MPAIAC, con sus Viriatos, Bravos, Maldonados, Pachecos, Empecinados y Medinas Sidonias oponiéndose a la decadencia, gritando su expolio y exigiendo no benevolencia ni caridad, sino lo suyo. Esas tierras, que se han empobrecido, embaucadas por hayes cocodrileros, para subvencionar con espléndida largueza ésta y otras regiones. Esas tierras, que se despueblan porque el trabajo y el dolor del maltrato que reciben y han recibido de la historia las ha dejado exangües; tanto, que no tienen ni una sola voz, y aquéllos que se les había de oír tronar, que su boca había de escupir fuego y su lengua rayos con la triste realidad, no son más que «gallinas mojadas» en palacios madrileños.
Es preocupante el desconocimiento que a todos los niveles hay en la Península sobre las islas Canarias y que incluso entre los responsables tanto del interior como del exterior roza el papanatismo. Hay que desprenderse de esa idea romántica que con tanta benevolencia se las ve desde ahí. Ha de meditarse detenidamente que si la descolonización del Sahara fue mal hecha y hubo cohecho, traición o cobardía (yo no lo sé) han de ser los tribunales quien lo digan, pero nunca dejar que la insinuación nos coaccione para una autonomía «atracadora» y, sobre todo, todos los responsables del Gobierno, de cualquier rango, tienen que enmendar esa imagen de que estas islas son una finquita que hay que cuidar con mimo para disfrutarla unos días en invierno y conseguir un chismito oriental. Y aquí ha de cesar ese lloriqueo de que tanto se abusa para convencer. Se ha de dar por saciado el egoismo y la glotonería, y desde ahora mismo, que va siendo tarde, acostumbrarse a poner los medios y valerse por sí mismos. Unos y otros tenemos que desechar la demagogia barata y gratuita, la verborrea tasquera que nos oculta la realidad de todas, digo de todas las regiones, y así, dos moros o todos cristianos, para que « o jugamos todos o se rompe la baraja ».
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