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El presidente francés tranquiliza a los gaullistas sobre su política de apertura

El presidente de la República Francesa, Valery Giscard d'Estaing, declaró ayer que el establecimiento de buenas relaciones formales con la oposición no debiera comprometer la unión de la mayoría.

Hoy, el presidente terminará sus entrevistas con la oposición recibiendo a los señores Georges Marchais y Georges Seguy, secretarios generales, respectivamente, del Partido Comunista francés (PCF) y de la Confederación General de Trabajadores (CGT), central sindical de tendencia comunista. Por otra parte, ayer se reunió el Consejo de Ministros por última vez antes de la formación del nuevo Gobierno en los próximos días.Aprovechando esta última reunión del Gobierno saliente, el señor Giscard creyó necesario calmar a los gaullistas, afirmando que «la búsqueda de una cohabitación razonable con la oposición no debe comprometer la unidad de la mayoría». El líder del RPR (Unión por la República), Jacques Chirac, parece ser advirtió al jefe del Estado, durante la entrevista que mantuvieron anteayer por la mañana, sobre los límites que debieran fijarse en materia de buenas relaciones con la oposición.

Los gaullistas manifestaron ayer su reticencia ante la iniciativa del partido giscardiano UDF (Unión por la Democracia Francesa), que proponía la presidencia de dos comisiones parlamentarias para la oposición. La determinación de los gaullistas contra los «excesos de la cohabitación» la evidenció ayer un rumor, desmentido por portavoces del RPR, según el cual el señor Chirac, para cortar por lo sano las veleidades aperturistas del señor Giscard, estaría dispuesto a repetir la «jugada» que hace un año le valió la alcaldía de París: se aseguró que el líder del RPR presentaría su candidatura a la presidencia de la Asamblea Nacional. De esta manera, se estimaba, solucionaría el problema que plantean las candidaturas de Edgar Faure y Jacques Chaban Delmas (candidato oficioso del presidente), y, al mismo tiempo, controlaría directamente la participación de los diputados de izquierdas en las comisiones parlamentarias.

Cada uno en su sitio

Tras la entrevista Giscard-Mitterrand, la escena política gala ha confirmado su división tradicional: la mayoría seguirá siendo la mayoría y la oposición continuará en su sitio. El diálogo de hoy entre el presidente y el señor Marchais no hará más que reiterar, en este sentido, la declaración categórica del señor Mitterrand anteanoche, a las puertas del palacio del Elíseo. El giscardismo político, que sería la suma de los centristas actualmente reunidos en la UDF más los socialistas disidentes, continúa siendo una perspectiva que, según los allegados al presidente de la República, está proyectada a muy largo plazo, «ya que el septenato actual debiera ser renovado en 1981».En este coto de la oposición, la declaración referida del señor Mitterrand confirmó, una vez más, el final de la Unión de la Izquierda y del programa común. Ayer, los comunistas, en su órgano diario L'Humanité, aún insistieron en la letanía de los últimos seis meses, al observar que el «giro a la derecha» del PS había sido confirmado por la declaración del líder socialista. Pero el eco del disparo fue como el de un petardo mojado. Cada partido en la izquierda, desde el día 19, piensa por su cuenta, y la Unión, si un día se rehace, sería a partir de bases hoy desconocidas. El PCF, por su lado, mantiene un relativo silencio, que hoy romperá seguramente el señor Marchais, cuando termine su diálogo con el presidente.

En el PS la lucha ya se ha encarnizado entre los partidarios de la línea Soares, es decir, la estrategia socialdemócrata de Michel Rocard y los representantes del Ceres, el ala izquierda de¡ partido, en la que la unanimidad tampoco es regla. las divisiones, querellas e intrigas actuales o previsibles en el seno del PS facilitarían la continuidad del señor Mitterrand, en tanto que federador de las consecuencias inás o menos divergentes que, tras el fracaso del pasado día 19, se decantarán poco a poco.

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