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Asturias: fuerte crítica al centenar de delegados que abandonaron la conferencia

Con la aprobación de todas las propuestas de tesis y estatutos, aunque con numerosas enmiendas; el acuerdo de que la organización asturiana pase a llamarse Partido Comunista de Asturias y un duro comunicado que considera como un acto de irresponsabilidad política para con el partido, el abandono de los 110 delegados -al parecer, los otros tres eran invitados-, finalizó la III Conferencia Regional del PCE en medio de un ambiente tenso y de reproches dirigidos especialmente hacia Vicente Álvarez Areces, quien a pesar de ser miembro del Comité Central fue el primero en retirarse de la conferencia, actitud en la que fue secundado por una cuarta parte aproximadamente de los delegados presentes.En los discursos de clausura, Horacio Fernández Inguanzo, hasta el momento secretario general del PCE en Asturias, y Simón Sánchez Montero, del Comité Central, dedicaron unas palabras a la conflictividad desatada por la conferencia, estimando Inguanzo que las tensiones son lógicas en un partido que pasó en unos meses de 3.000 a 10.000 militantes.

Dio a entender que la cohesión que les había dado a los comunistas la lucha contra la dictadura se perdió últimamente en alguna medida al convertirse en un partido de masas, que en las circunstancias actuales debe orientar su actuación en otros frentes.

Simón Sánchez Montero dio como seguro que el congreso aprobará a la línea «eurocomunista» del partido, hizo hincapié en que el PCE había firmado los pactos de la Moncloa para cumplirlos y para exigir su cumplimiento, y aludió al abandono de los 110 delegados -el lado desagradable de la conferencia, dijo-, advirtiendo que aunque algún camarada había dicho que algunos militantes de Fuerza Nueva estarían frotándose las manos por las diferencias en los debates, podía asegurar que tendrían PCE para rato.

En opinión de Sánchez Montero, que la organización asturiana pase a llamarse Partido Comunista de Asturias, es una decisión histórica. La razón aparente de este grave enfrentamiento entre los ortodoxos a la línea oficial del partido y los heterodoxos están en el abandono del marxismo-leninismo.

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