El presidente del Gobierno visitó la acapilla ardiente
Durante toda la jornada de ayer la Ciudad Sanitaria Francisco Franco asistió a la llegada de numerosas personalidades de la vida política española, que se acercaron para velar el cadáver de Jesús Haddad, al que acompañaban todos los miembros, de su familia. El cadáver permaneció hasta las 15.00 horas en la habitación 418 de la planta D de la clínica privada de la mencionada residencia. Desde esa hora fue trasladado al pabellón de velatorios, sito en la citada residencia sanitaria.
Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona, subsecretario del Ministerio de Justicia, fue uno de los primeros en llegar. Poco después lo haría el ministro Landelino Lavilla, que abandonó temporalmente el Consejo de Ministros para testimoniar su pésame a la viuda del director general asesinado. Los comentarios de los pasillos daban pábulo a todas las especulaciones imaginables, con la conciencia de que algo grave acababa de ocurrir. Luis Gómez Llorente, diputado del PSOE y vicepresidente del Congreso, se mostraba visiblemente emocionado: «Jesús y yo nos conocíamos desde hace veinte años. Estudiamos juntos la carrera de Derecho, con Juan Antonio Ortega, e incluso nos embarcamos en un proyecto de revista, Ovnis, en la que Jesús colaboró. Está escalada de violencia puede acabar con el sistema democrático. Por lo que se refiere a su carácter, les puedo asegurar que se trataba de un hombre arrojado. Visitó todos los penales y cárceles en donde se produjeron conflictos. En lo que atañe a su talante político les aseguro que se trataba de un demócrata verdadero. »El alcalde de Madrid, el presidente de la Diputación Provincial, directores generales, subsecretarios -alguno recién nombrado en el Consejo de ayer-, familiares y amigos seguían desfilando por la planta D.
« El atentado que costó la vida del director general no interrumpirá el trabajo de la comisión del Senado encargada de investigar la situación de las cárceles», declaró, visiblemente emocionado, el senador del PSOE Rogelio Borrás, miembro de la citada comisión. El subsecretario de Justicia señalaría también el decidido propósito del Ministerio en continuar la reforma del sistema penitenciario español al margen de lo ocurrido ayer. «La vía que había iniciado el Ministerio, y que continuaba Jesús Haddad, creemos que era la correcta. Por eso pensamos que seguirá. »
A las 15.00 horas se trasladó el cadáver de Jesús Haddad en una camilla y con la cabeza al descubierto hasta las dependencias de los velatorios . Los fotógrafos presentes se perdieron una de las fotografías más espectaculares de la jornada, respetando el deseo de la viuda del director general: un ascensor amplio, para camillas, era ocupado por varios miembros de la Policía Armada, que rodeaban a la viuda del asesinado y mirando, todos ellos, frente a los fotógrafos, a la espera de que se cerraran las puertas del mismo Instantes antes había desaparecido por el ascensor contiguo el cuerpo de su marido.
A las 16.30 horas llegó nuevamente a la capilla ardiente el ministro de Justicia acompañado de su esposa. Se sabía que había finalizado el Consejo de Ministros y se tenía la certeza de que Francisco Fernández Ordóñez, ministro de Hacienda, visitaría el lugar en donde reposaban los restos de uno de los militantes del Partido Socialdemócrata, dirigido por el ministro de Hacienda.
Llegada de Suárez
A las 16.45 horas y con un despliegue espectacular de coches de escolta y el consiguiente revuelo de las fuerzas de seguridad presentes, llegó el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, a quien acompañaba, en el mismo coche, el vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado. En coches distintos, aunque dentro de la comitiva, llegaron los ministros de Hacienda y de Relaciones con la Comunidad Economía Europea, señores Fernández Ordóñez y Calvo Sotelo, respectivamente. La visita del presidente y su séquito duró cuarenta minutos, y al finalizar Fernández Ordóñez dejó constancia de su estupor por el atentado, a la vez que manifestaba que hacía dos días se le había ofrecido al señor Haddad la posibilidad de utilizar una escolta especial, lo que rechazó el director general asesinado. «Acabo de llegar de Estados Unidos y me encuentro con esto. La verdad es que no se me ocurre nada. Sólo puedo decir que Jesús Haddad tenía un gran corazón».A las 17.20 horas abandonaban el lugar el presidente Suárez y su séquito. El señor Suárez no quiso hacer declaraciones sobre lo sucedido. En la capilla continuaban los familiares más allegados y el ministro de Justicia. A partir de las 19,30 horas la capilla ardiente fue trasladada al Ministerio de Justicia.
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