Si las mujeres mandasen
Lo cantaba mi tia mientrasle sacaba brillo a la plata: «Si las mujeres mandasen, en vez de mandar los hombres, serían balsas de aceite los pueblos y las naciones.» Ahora, Carmen Rigalt me pide que le dé, para una revista, un Gobierno de mujeres.Carmen Rigalt es una catalana quebradiza, una pequeña Virginia Wolf de cerca del Ampurdán, una escritora fina, menuda y sensible, que vino a Madrid a hacer buenos artículos y casarse con Antonio Casado. En mi Gobierno de mujeres -un Gobierno que su revista va a sacar por consenso-, yo la pondría a ella de ministro de Cultura, que la veo más lírica que Pío Cabanillas. Y ahora vamos con el resto del Gabinete.
La presidencia está cubierta: Carmen Diez de Rivera, claro. No puede ser otra. Con el abanico de Isabel II y el marxismo de Tierno puede hacer una España socialista y castiza. Como vicepresidenta veo yo a Lola Flores, que sería el José Solís con faralaes y podría explicarnos lo del Sahara con la misma prosa andaluza que el ex ministro, pero con más duende. Y para la cosa económica, la Hacienda, la industria, el comercio, la navegación y todo eso, mayormente tendríamos que poner a Nacha Guevara, que le ha armado grandes líos con la pastizara al señor Collado, y aquí no se trata de aclarar nada, sino de liarlo más. En Educación y Ciencia, nadie como Susana Estrada, que ha resumido en su cuerpo y su destape la Vida sexual sana, de López Ibor; La función del orgasmo, de Reich, y la Edad prohibida, de Luca de Tena.
Húmedo sexo, de Susana Estrada, debe sustituir a la gramática de Miranda Podadera, en todos los colegios nacionales, laicos o de Tarancón, como el libro peor escrito en castellano desde San Millán de la Cogolla hasta hoy. Luego, a Isabel Tenaille la ponemos de director general de Televisión o de asesor cultural de Suárez. No le va a asesorar nada, pero Ricardo de la Cierva tampoco le asesora, y cobra. La Tenaille está necesitando un cargo en seguida, porque si no le dan un cargo o la cambian de hora, que es lo que ella quiere, a lo mejor, en un rapto de desesperación, va y se desnuda. Aunque preferimos que se desnude ella a que se desnude don Ricardo.
Pero la política está mal inventada, mayormente la democracia, porque en la democracia se busca a un señor para un cargo, mientras que en la dictadura se buscaba un cargo para un señor. Ese fue el gran hallazgo de Franco. Es difícil encontrar un español que, anárquicos, y locos y poetas como somos, entre en la horma de un Ministerio determinado, con sus reglamentos y su Boletín Oficial. En cambio, se estudia la personalidad de un amigo fiel, su individualismo irrenunciable de celtíbero macho, y, una vez dado el tipo, se inventa un cargo a su medida. Así es como la gente funciona. Arburúa funcionaba porque tenía un Ministerio Arburúa, no un Ministerio de Industria, y Arias Salgado porque tenía un Ministerio Arias, no un Ministerio de Información. Ahora hemos pretendido incrustar a Jiménez de Parga en un Ministerio de Trabajo, y claro, no ha funcionado.
Pues lo mismo con las jais. Ya puestos, Carmen, no hay que buscar mujeres para los Ministerios, sino Ministerios para las mujeres. ¿Qué le vas a dar a la Cantudo, por ejemplo, que ella se dice a sí misma la Cantúa? Pues a la Cantúa tienes que darle un Ministerio del Faralae y la Copla Suelta, que no la vas a meter en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con todos esos señores del Opus.
¿Y a Marujita Díaz, que ahora vuelve? Para la Marujita esa, nada como una Dirección General del Caracolillo y el Mi Arma. Lo llevaría divino, sustituyendo los motoristas por caniches. Muy al contrario, a doña Pilar Franco hay que darle una Subsecretaría del Chisme Familiar y la Finca Rústica Prevaricada. Es lo suyo. El otro día, en un almuerzo, contó chistes de Franco y largó contra la democracia. El Régimen tuvo las mujeres que se merecía, querida Carmen. Yo, como ministro de Exteriores, mucho mejor que a Oreja, que es del Ya y se le nota, veo a Pitita, que lo está haciendo muy bien en Londres.
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