"La violencia y el delito son consecuencias del paro"
La delincuencia, juvenil y adulta, la prostitución, el aumento del desequilibrio económico regional, y una posible desestabilización política son algunas de las consecuencias del paro, que en nuestro país alcanza ya a un millón de personas, según el grupo de expertos que concurrirán a un simposio sobre el tema, organizado por Cáritas. La familia y el entorno social son las principales víctimas de un problema que, según el presidente de Cáritas Española, José María de Prada , «es insoluble en las actuales estructuras», pero se pueden paliar sus dolorosas consecuencias «con la colaboración de todos los interesados».
Del millón de parados, que es la cifra manejada como real entre los expertos españoles, la mitad no cobran el seguro de desempleo; son figuras inexistentes a demasiados niveles y el pasto para ese cúmulo de desgracias que escapan a los números y a los cuadros estadísticos. Ahí están los campesinos recientemente levantados, los recientemente juzgados por ocupación Ilegal de vivienda, las colas de la comida que han renacido ante las viejas instituciones asistencia les, que, en zonas muy determinadas de España, han tenido que ser resucitadas. «Hay regiones enteras en paro», ha dicho a EL PAÍS José María de Prada, presidente de Cáritas Española. «Pueblos enteros de Andalucía y de otras regiones están en esa situación.»Bajar de las estadísticas a las situaciones concretas, a las consecuencias muchas veces terribles, es el espíritu con que se ha organizado el simposio sobre el paro que comenzará en Madrid el próximo día 15 de marzo y que se prolongará durante tres días.
Un espíritu un tanto escéptico que hace afirmar a sus organizadores: «El problema del paro es insoluble con las actuales estructuras de la sociedad española. Ni el Estado, ni las centrales sindicales, ni los partidos políticos solos pueden resolverlo. Pero todos ellos, todas las fuerzas sociales, deben colaborar para paliar sus consecuencias. En particular hay que llamar la atención de los empresarios, que deben ir a una política de mayor inversión, de creación de un número mayor de puestos de trabajo, pero también a los trabajadores, que aunque es duro pensarlo, deben cambiar su política de horas extras.» La lógica del máximo beneficio y el olvido de sus consecuencias sociales cargó con buena parte de las culpas en la rueda de prensa que varios ponentes del simposio y los organizadores celebraron ayer en Madrid. Y a los partidos y centrales se les hizo notar el olvido del tema: «Se han dedicado a la política estricta, y este tema se ha dejado de mencionar después de las elecciones» dijo a EL PAÍS Rafael Plaza, director de la revista Cáritas.
Viejos, mujeres y jóvenes: el paro especial
Efectivamente, y según los organizadores y ponentes del simposio, las víctimas del paro están entre las capas más débiles y menos productivas: los hombres que pasan de los 45 años, que perdido el trabajo les cuesta volver a encontrar otro. Las mujeres, en especial las casadas, el 47 % de las cuales busca trabajo y no lo encuentra, y que son las primeras víctimas de cualquier ajuste de plantilla. Y por fin, los jóvenes.Según datos fidedignos hay 360.000 parados entre los quince y los veinticuatro años, que dan el 54 % del total oficial de paro. Esta cifra de paro juvenil se considera creciente, y lleva en su seno las mayores dificultades: el aumento de la delincuencia en todas sus variantes, desde la violencia gratuita -fruto de la exasperación- a los delitos contra la propiedad, desde la prostitución a la crisis estallante de la familia.
Por su complejidad y por las particulares coberturas ideológicas que tiene el paro en estos sectores, además de por las situaciones de marginación que conllevan especialmente, se les llama «situaciones especiales de paro», y ese es el título de una de las conferencias, la que dará el profesor Miguel Roiz, sociólogo de la Universidad madrileña.
La situación, según José María de Prada, está caliente. Pero, «al margen de las posibles situaciones le angustia, es importante que haya in grupo de hombres que se sienten a reflexionar sobre el problema y sus consecuencias». Entre estos hombres hay sociólogos, economistas, psicólogos industriales, periodistas y un obispo: monseñor Iniesta, obispo de Vallecas, como gusta ser llamado, que cerrará el simposio con una reflexión cristiana del problema.
Y no faltará el humor, ese humor in tanto negro de alguna de las anécdotas que se contaron ayer en a rueda de prensa: el parauniveritario es tal que en estos días pidieron plaza de bedel en la Universidad Autónoma de Madrid, entre otros, doce abogados, veinte licenciados en Filosofía y Letras, in ingeniero italiano que domina cinco lenguas y un ex ministro de trabajo de Guinea.
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