Mario Soares busca un difícil pacto social
Mario Soares inició el jueves los contactos con los «interlocutores sociales». Los primeros recibidos por el jefe de Gobierno fueron los representantes de la central CGTP-Intersindical y de la Confederación de Agricultores de Portugal (CAP).
A pesar de la actitud dialogante asumida por unos y otros en este primer contacto -se han limitado a presentar sus respectivos cuadernos reivindicativos, previamente elaborados y publicados- son remotas las posibilidades de que se sigue a concretar el sueño de Mario Soares de un gran «pacto social», bajo los auspicios del Gobierno socialista-democratacristiano.
El afán de los socialistas de reconciliar los intereses de empresarios y trabajadores no parece que vaya a imponerse a las «reservas» de las asociaciones patronales, cuyas exigencias han sido estimuladas por las concesiones implícitas en el acuerdo PS-CDS, al reconocer el «papel fundamental que debe desempeñar la iniciativa privada nacional» y la «importante función auxiliar de las inversiones extranjeras».
Del lado de los trabajadores, y a pesar de su manifiesta moderación, la Intersindical no puede, sin desacreditarse, cerrar los ojos al constante desgaste del poder de compra de los salarios y a las amenazas que pesan sobre el empleo en numerosos sectores.
Polémica sobre empresas
El debate sobre el estatuto de las empresas en autogestión (varias centenas en todo el país, con decenas de millares de trabajadores) ha hecho surgir una nueva polémica entre socialistas y socialdemócratas en el Parlamento. Mientras comunistas y socialistas, autores de los proyectos en estudio, divergen tan sólo sobre el grado de tutela a ejercer por el Estado sobre el sector, los socialdemócratas han aprovechado el debate para defender su tesis de la cogestión, inspirada en los modelos alemán y francés, proponiendo su aplicación en las empresas públicas y estatales.
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