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Divergencias entre los dirigentes del PC checoslovaco

Graves discrepancias en el seno de la dirección del Partido Comunista checoslovaco (PCT) han originado un enfrentamiento entre Gustav Husak, secretario general del PCT y el «ala dura» del partido encabezada por Vasil Bilak. Husak, que a principios de enero llegó, según fuentes fidedignas, a presentar su dimisión resultaría, de momento, ser el vencedor de la confrontación gracias al apoyo del líder soviético Leónidas Brejnev.El reciente nombramiento de Jaroslav Heina, como embajador checoslovaco en Bulgaria ha despertado escaso interés por parte de la prensa occidental. Sin embargo, Heina, appratchik -hombre del aparato administrativo- del Comité Central, había expresado en el curso de varias reuniones sus reservas respecto a la política económica del secretario general, manifestando así públicamente una opinión compartida por el ala intransigente del PCT agrupada en tomo a su número dos, Vasil Bilak.

Además de responsabilizar a Husak de las bajas tasas de crecimiento, inferiores a las previstas por el plan de la economía checoslovaca, el grupo de Bilak reprochaba al secretario general su oposición a toda nueva subida de precios. Husak, en efecto, por temor a que, tras la fuerte subida de julio de 1977, un nuevo aumento del coste de la vida provoque, como en Polonia, violentas reacciones populares, es partidario de bloquear los precios.

Si, por otra parte, todas las corrientes representadas en la dirección del partido respaldan unánimemente la represión en contra de los firmantes de la Carta 77, la política iniciada por Husak de recuperación de los cuadros económicos depurados en 1968, y que desde aquella fecha no hayan participado en actividades anti-Estado o antipartido suscita serias reticencias por parte de la tendencia dura del PCT.

Reintegrar en puestos de responsabilidad a varias decenas de miles de antiguos partidarios de la Primavera de Praga podría acaso, como lo pretende Husak, mejorar la gestión económica, pero, opina el grupo de Bilak, comprometería a largo plazo la estabilidad política del país. Considera, pues, la política del líder comunista checoslovaco arriesgada e indulgente, y con objeto de desplazarle del poder, Jaroslav Heina y otros fieles de Bilak llegaron a criticar personalmente a Husak por reunir los cargos de secretario general del PCT y presidente de la República. La maniobra consistía en obligarle a optar por el segundo cargo, de carácter puramente honorífico.

De no ser por la intervención personal del líder soviético, Leónidas Brejnev a su favor, Husak, que presentó a principios de enero su dimisión, hubiese sido relegado en el cargo meramente consultivo de jefe de Estado.

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