"El escritor necesita agruparse para defender sus derechos laborales y de expresión"
«El escritor español se halla indefenso ante el Estado y ante el editor. Para superar esa circunstancia -dice José Manuel Caballero Bonald, nuevo, presidente del Pen Club español- es conveniente que el escritor se sindique o se colegie en una organización profesional que lo defienda laboralmente y que le dé los instrumentos necesarios para hacer valer sus derechos como tal escritor.»
Caballero Bonald, novelista y poeta, fue elegido presidente del Pen Club en la reunión constitucional que esta entidad celebró recientemente en Madrid. Aceptó el cargo porque garantiza una transitoriedad que, según él, le permitirá poner en marcha esta institución y abandonarla en manos más constantes que las suyas.Los objetivos del Pen no incluyen aquella defensa profesional del escritor de la que habla Caballero Bonald. «Los objetivos del Pen son solemnes y hasta beneméritos, e incluyen la defensa de la libertad de expresión como fin primordial. Subsidiariamente se ocupa de la defensa del patrimonio cultural, y programa ediciones, congresos, coloquios, encuentros internacionales, etcétera.»
En la nueva situación, española, en la que han desaparecido los métodos tradicionales de censura intelectual, «sigue siendo importante la dedicación del Pen Club como elemento de salvaguarda de la libertad de expresión. Yo creo -comenta Caballero Bonald- que nunca está de más en una organización que vigile la defensa de esta libertad, porque incluso en países con un grado democrático muy avanzado se hace necesario que de vez en cuando los intelectuales salgan en favor de su valor más preciado».
En España, recuerda Caballero Bonald, «se han dado últimamente casos como el de Albert Boadella, cuyo proceso tiene que inquietar a los intelectuales».
José Manuel Caballero Bonald reconoce su prevención frente a cualquier tipo de organización de escritores. También acepta que, en general, los escritores están difícilmente preparados para formar un cuerpo colegial. «Habrá que pensar, sin embargo, que también es posible el éxito de esta entidad que paso a presidir, porque entre sus cometidos subsidiarios se encuentra el mutuo conocimiento de las literaturas. Ahí, el Pen puede funcionar con eficacia.»
La sindicación del escritor
En cuanto a las necesidades sindicales del escritor, Caballero Bonald pone en primer lugar las relaciones con el editor. El ha sido editor y también ha sido editado por otros. Desde esa perspectiva estima que las relaciones han cambiado y que ya el editor no es el personaje que manipulaba a su antojo al creador.«Sin embargo, es preciso implantar un control de edición, que no existe en casi ningún sitio, pero que sería la mejor manera de defender los derechos laborales del autor.» Hasta el momento, la salvaguarda de los derechos del escritor están en manos de agentes literarios, que son un privilegio de aquellos que son conocidos y, por decirlo de este modo, rentables. «Los agentes -dice Caballero, que cuenta con uno- actúan como verdaderos sindicatos, pero aparte de ellos no existe ningún canal que le garantice al escritor que el editor no fabrica un contrato leonino.»
En las actuales circunstancias, las relaciones entre el editor y el escritor suelen ser mejores, pero dependen exclusivamente de los grados de amistad que los unan. En parte, los culpables de lo que ha venido ocurriendo son los propios escritores, que han mos trado un muy escaso sentido de la profesionalidad y se han adaptado con frecuencia a las intenciones del editor. «Yo no estoy de acuerdo, personalmente, con darle un carácter profesional al escritor, pero esto es porque mi ritmo de trabajo no me aconseja tal profesionalidad. Pero estimo que, en general, tal sindicación, libre hasta donde se pueda de compromisos partidistas, resulta imprescindible. El que se forme ha de ser un sindicato que centre su actividad en la defensa laboral del escritor.»
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