La Asociación de Futbolistas, un negocio para su promotor
El dinero y el negocio que constituirá su creación será el tema más polémico de la Asociación de Futbolistas Españoles, que hoy puede gozar ya de personalidad jurídica. El Ministerio de Trabajo, una vez cumplido el plazo reglamentario para presentar cualquier impugnación, lo que no debe haber sucedido, otorgará la oficialidad necesaria para que la asociación funcione con todas las de la ley.De todos modos, el ministro de Cultura, Pío Cabanillas, se adelantó a cualquier decisión de reconocimiento oficial por parte del organismo correspondiente, en este caso el Ministerio de Trabajo, al conceder una entrevista a los representantes de la asociación. De esa forma, Pío Cabanillas vino a conceder ese reconocimiento oficial y Pablo Porta se ha visto obligado a recibirles el próximo lunes. El ministro de Cultura es posible que no pensase en las consecuencías de su decisión.
Pero la Asociación de Futbolistas Españoles necesita dinero para ponerse en funcionamiento. Los promotores de la asociación, que han creado una empresa cuya denominación son las primeras sílabas de sus respectivos apellidos, para constituir más asociaciones como un negocio más, parece que no están dispuestos a adelantar más dinero. Llevan gastado más del 1.200.000 pesetas, aparte de los honorarios que les corresponda.
El abogado que ha dirigido los trámites para la constitución de la asociación ya se ha puesto en contacto para negociar un crédito con el banco que tiene relaciones. Se trata de un crédito-puente que podría ir desde los quince a los tres millones de pesetas. Pero Pacheco y Rial, miembros de la junta de gobierno de la asociación, encargados de los asuntos económicos, han considerado dejar en suspenso, por ahora, dicho crédito con la confianza de que los ingresos por las cuotas de los afiliados, y que serán ingresados en el banco designado por el abogado, sirvan para iniciar los trabajos de funcionamiento de la asociación. ¿Quién avalará esa cantidad?
Este abogado, además, ha realizado las gestiones necesarias para el alquiler de la sede social provisional de la asociación. Se trata de una oficina que apenas cuenta con ochenta metros cuadrados y que cuesta más de 45.000 pesetas cada mes. Este abogado, en la constitución de la asociación, adelantó unos presupuestos provisionales, que dan idea de sus intenciones. Por ejemplo, aseguró unos gastos que no llegaban a los dos millones de pesetas para el cargo de gerente y días antes llegó a insinuar cinco millones de pesetas al gerente del Valencia, Salvador Gomar, para que desempeñase el mismo cargo en la asociación.
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