Pablo VI pide a Sadat que Jerusalén quede al margen de disputas
El presidente egipcio, Anuar el Sadat, concluyó ayer en Roma su gira europea, iniciada en Londres al término de su viaje a Estados Unidos. Sadat, quien llegó a París el pasado domingo, ha conversado en los dos últimos días con los primeros dirigentes de Francia e Italia y cerró su larga serie de entrevistas en el Vaticano, donde fue recibido por el papa Pablo VI, quien se interesó por la suerte del pueblo palestino e intercedió por que la ciudad de Jerusalén quede al margen de disputas de las parte interesadas.El presidente Sadat, que con versó en París durante tres horas con el presidente Giscard d'Es taing, declaró en la capital francesa que no había sol Icitado a Francia la entrega de armamento, en contra de los rumores que afirmaban la existencia de un importante contrato de compra de aviones Mirage F-1 por parte egipcia.
Sadat, que afirmó que Francia apoyaba sus iniciativas de paz en el Oriente Próximo igual que Estados Unidos, insistió en París en su idea de continuar las negociaciones bilaterales con Israel, a la espera de conseguir resultados próximos.
En la capital italiana, el programa de Sadat y de su séquito fue muy apretado. Sadat conversó con el presidente Leone, el primer ministro Andreotti y con el ministro de Asuntos Exteriores, Forlani. En todas sus conversaciones el presidente egipcio expuso a los políticos italianos los puntos esenciales de su plan de paz y recibió el apoyo de este Gobierno para sus iniciati vas negociadoras.
En Italia, Sadat confirmó que su país está dispuesto a sostener a Somalia en la guerra del «cuerno de Africa», en contra del ejército etíope. Afirmó que el Gobierno italiano apoyaba, sin reservas. sus iniciativas de paz en Oriente Próximo.
Después de sus entrevistas con los políticos italianos, Sadat se trasladó en helicóptero para entrevistarse con el papa Pablo VI, quien recibió al presidente egipcio en su despacho privado, como hiciera en abril de 1976 y como recibió a Dayan, el ministro de Exteriores israelí, en enero pasado. Pablo VI manifestó al séquito del presidente Sadat su satisfacción por la iniciativa árabe. «Nos parece -dijo- que no hay que omitir ninguna tentativa apropiada para un objetivo tan importante para las poblaciones de la región y el mundo entero.»
Antes de despedirse, Pablo VI dijo textualmente: «Hay que satisfacer las legítimas aspiraciones del pueblo palestino y asegurar a la ciudad de Jerusalén condiciones jurídicas y reales para que no siga siendo motivo de disputa entre las partes, sino que se convierta, como es su vocación, en centro religioso de paz en que puedan convivir en pacífica igualdad de derechos las comunidades locales de las tres mayores religiones monoteístas y encontrar y dialogar fraternalmente judíos, cristianos y musulmanes de la región y del mundo entero.»
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