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El Ayuntamiento, contra el servicio de vigilantes nocturnos armados

La casi mayoría de los miembros del pleno del Ayuntamiento de Madrid se mostraron, durante la reunión que la Corporación celebró ayer, en contra de la forma en que se va a implantar en la ciudad el nuevo servicio de vigilantes nocturnos que fue creado por decreto del Ministerio del Interior. El primero en mostrar esa disconformidad fue el concejal Julio Llantada, postura a la que se unieron otros concejales en posteriores intervenciones, salvo Luis Gil, presidente de la Comisión Informativa de Seguridad y Policía Municipal.

De contrasentido y de engendro fue calificada por algunos miembros de la corporación municipal madrileña la forma en que, de acuerdo eón un decreto del Ministerio del Interior, se va a implantar en Madrid un servicio de vigilantes nocturnos que, en sustitución de los antiguos serenos, vigilarán, armados, las calles de la ciudad en fecha próxima. Además, la orden que desarrolla ese decreto fue calificada por otro miembro de la Corporación como una orden de subdesarrollo.

El tratamiento del tema surgió cuando el segundo teniente de alcalde, Enrique Villoria, presidente a su vez de la Comisión Especial Informativa de Régimen Interior y Personal, intervino, ya en el turno de ruegos y preguntas, para exponer a la Corporación el sistema que, a partir del lunes próximo, habrán de seguir los aspirantes a ocupar un puesto en ese nuevo cuerpo de vigilantes nocturnos, para presentar la correspondiente solicitud.

El señor Villoria se refirió, en su intervención, a que, de acuerdo con la orden del Ministerio del Interior, del día 9 de enero pasado, por el que se desarrolla el decreto del mismo departamento que creaba el cuerpo, se mantiene la competencia municipal en este aspecto, en relación con el antiguo cuerpo de serenos; a que entrarán en su gestión los vecinos de Madrid, ya que el pago por el servicio lo habrán de realizar ellos, y a que el nuevo vigilante nocturno se configura como un trabajador autónomo pero considerado como auxiliar de las fuerzas de orden público «y en especial, de la Policía Municipal».

Inmediatamente, tras una pequeña intervención del concejal Eduardo González Velayos para que se aclarara cómo se iba a certificar la «buena reputación» que se les va a exigir a estos vigilantes, Julio Llantada tomó la palabra para exponer su «total desacuerdo» con la medida de creación de este cuerpo armado nocturno para las calles de Madrid, calificándola como un «contrasentido».

«Vamos a armar, dijo el señor Llantada, a 6.000 hombres sin tener las debidas garantías, a pesar de todos los certificados que podamos exigir para entrar en el cuerpo». Además, el mismo concejal se refirió a lo que podría ser la competencia municipal en este aspecto: «Estos vigilantes nocturnos se configuran, de acuerdo con el decreto del Ministerio del Interior, como auxiliares de orden público; se constituye como un cuerpo armado. Luego, ese es un problema gubernativo y el Ayuntamiento lo que puede hacer con su creación es aceptar unas competencias que no son suyas. »

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Julio Llantada habló también de lo ilógico de poner un nueve cuerpo armado en la calle, «en un momento en el que se tiende a que haya cada vez menos armas en manos de cualquiera. Y la propia Policía Municipal, como ejemplo que tenemos más cercano, lleva ya tiempo pidiendo que les sean retiradas las armas de que son portadores».

La exposición del concejal terminó clarificando su punto de vista en tres apartados:

-El decreto de creación de este cuerpo de vigilantes nocturnos es imposible de desarrollar por la sencilla razón de que las comunidades de vecinos se van a negar a pagar el servicio, ya que resulta muchas veces difícil poner a todos los vecinos de acuerdo para pagar una bombilla que hace falta instalar en la escalera de la casa.

-No se puede considerar autónomo a un señor que lleva un arma para desarrollar su trabajo.

-La vigilancia de la vía pública es un problema gubernativo, no del Ayuntamiento. «Que el Ministerio del Interior aguante la vela que le corresponde.»

Casi unanimidad

Las intervenciones que siguieron a continuación de la del señor Llantada fueron, en su inmensa mayoría, para pronunciarse totalmente a favor de lo expuesto, aunque, en algunos casos, con ligeras matizaciones, como la del alcalde, que hizo mención por dos veces a la falta de autoridad que, según él, se registra en la calle.Un concejal, el señor González Velayos, aseguró que «he quedado plenamente convencido, mientras no se me demuestre lo contrario, que la postura de Llantada es la única lógica en este momento». Felisa Martínez Montero, por su parte, pidió que se solicite del servicio contencioso del Ayuntamiento la información suficiente para que la Corporación puede recurrir contra el decreto de creación de «este engendro de cuerpo que se quiere hacer».

Sin embargo, la intervención más firme en apoyo de la postura mostrada por Julio Llantada fue la que protagonizó Antonio Horcajo, uno de los concejales que más veces abogó por el retorno de los serenos, pero sin referirse en ninguna ocasión a este sistema de vigilantes nocturnos. Este concejal dijo que «hay que tener en cuenta que se van a poner 7.000 pistolas -contando con los suplentes- en las calles de Madrid, en manos de personas que va a ser muy difícil que todas tengan el espíritu de servicio que supone el llevar un arma. Me parece muy mal que se haga demagogia desde la Administración cargando a los municipios con la responsabilidad del orden público en las ciudades. Una policía gubernativa eficaz y suficiente se debe reclamar ya, desde el momento en que una amnistía excesiva ha puesto en la calle a unas personas que lo único que saben hacer es delinquir.

Las últimas intervenciones sobre el tema, antes de que el alcalde declarara que el tema debería pasar de nuevo a la Comisión de Seguridad y Policía Municipal para que lo estudiara más a fondo, a fin de que el Ayuntamiento tomara las medidas oportunas sobre el tema, fueron las de Enrique Villoria y Luis Gil, presidente de esa comisión. El señor Villoria dijo que estaba de acuerdo con que el decreto y la orden que lo desarrolla estaban mal hechos y que se carga al Ayuntamiento con unas competencias que no son suyas, «pero el municipio no puede permanecer impasible mientras los ciudadanos son atracados y, mientras podamos, hemos de prestar el servicio». Por su parte, el señor Gil aseguró que «mis compañeros de Corporación han confundido el tema, -comentario de Llantada: «Vaya, hombre»-: el nuevo servicio sólo viene a reponer los serenos, en la misma forma en que estaban antes de su desaparición, ya que estos podían, si querían, llevar una pistola y, de hecho iban armados». Terminó oponiéndose a que el estudio del tema pasara de nuevo a la comisión que él preside.

Ampliación para el precatálogo

Como una propuesta de la Gerencia Municipal de Urbanismo, el pleno aprobó, dentro del orden del día, ampliar hasta el 31 de agosto de este año el período de información pública abierto en su día para el precatálogo de edificios y conjuntos de interés de Madrid, «con el fin de recoger el mayor número de sugerencias posible».El alcalde, al hablar sobre el tema, dijo que esta ampliación del plazo de presentación de alegaciones al precatálogo se hacía a petición de varias entidades que están trabajando en el tema. Pero el señor Arespacochaga se apresuró a puntualizar que «aunque el pleno del Ayuntamiento haya aprobado el precatálogo, esto no quiere decir que no se pueda demoler ningún edificio contenido en él, según la ley actual, que data de 1933, que habrá que modificar pero que, de momento, está ahí».

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