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El "Krupp" belga: de las cacerolas al átomo

El secuestro del barón Edouard-Jean Empain, pone de relieve una de las fortunas más importantes de Europa. Denominado a veces el krupp belga, el grupo Empain nace en 1879, cuando el abuelo del personaje hoy secuestrado crea la sociedad de tranvías de Lieja. Con gran rapidez la empresa prospera instalando tranvías en varios países del mundo: desde Bélgica a Francia, pasando por Rusia y China.Con la colonización del Congo por los belgas, Edouard Empain, hombre de confianza del rey Leopoldo 11, realiza casi la totalidad de la construcción ferroviaria en Bélgica y de la inmensa colonia convertida hoy en Zaíre.

Al término de la segunda guerra mundial el grupo Empain sufre ciertos contratiempos, pronto superados. Es en 1967 cuando el joven barón Edouard-Jean Empain reclama su herencia y pasa a dirigir el imperio económico. Una boda entre «grandes» une el grupo belga Empain con el francés Schneider.

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En conjunto fabrican desde cacerolas hasta centrales nucleares, con múltiples actividades en siderurgia, construcción naval, eléctrico, electrónico, químico y nuclear.

En una de sus raras entrevistas, recogida hace dos años por la RTB (Radio televisión Belga), el actual heredero del imperio económico se defendía de ser un play boy automovilístico. «No en ningún sentido conducir un Ferrari a cien kilómetros por hora.»

Reconoció ser un gran jugador de póker, pero dudaba ante la pregunta de si jugaba «fuerte». ¿Los negocios le quitan alguna vez el sueño?, preguntaba el periodista de la RTB. «Nunca, excepto si es por motivos optimistas que permitan seguir ganando dinero.»

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El grupo Empain-Sclíneider realiza anualmente una cifra de negocios de 22.000 millones de francos franceses (375.000 millones de pesetas) y emplea a unas 130.000 personas. La progresión de beneficios para los nueve primeros meses de 1977 fue del 18,8 %. Como para no perder el sueño.

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