La huelga de inversiones es un boomerang para la clase empresarial
La banca privada española fue acusada ayer directamente de boicotear los pactos de la Moncloa, manteniendo el nivel de las disponibilidades líquidas por debajo de los niveles establecidos y no acudiendo a las subastas de dinero del Banco de España. La tesis fue planteada por el diputado comunista Ramón Tamames ponente en la segunda jornada de la VIII Semana Económica Internacional del Grupo Mundo. También se aludió a la huelga de inversiones, calificada por el catedrático de política económica Fabián Estapé, como auténtico boomerang que puede hundir a largo o medio plazo a los propios empresarios.
Aunque la banca está previsto sea el protagonista principal de los de bates de mañana, lo planteado ayer constituyó un augurio de lo que puede discutirse el jueves. Tamames concretamente, «sugirió» al Gobierno que elevara el 17 % acordado en la Moncloa al carácter de coeficiente legal y buscara los instrumentos para obligar a la banca privada a observar estrictamente su cumplimiento. En cuanto a la huelga inversora, en la que Tamames y Estapé coincidieron plenamente, los dos representantes de la patronal negaron radicalmente su existencia, acudiendo. a los eternos planteamientos de la falta de expectativas y confianza, derivados de la política socíalista e izquierdista desarrollada por UCD.Los participantes en- la sesión de ayer fueron, alterando una vez más el programa anunciado, Ramón Tamames (PCE), Carlos Ferrer y Agustín, Rodríguéz-Sahagún (CEOE), Enrique Múgica (PSOE), Charles Levinson, Fabián Estapdy Antonio Garrigues Walker. Anto nio Garrigues planteó su visión sobre la alternativa que las derechas europeas pueden ofrecer al modelo actual -aburrido. y decadente-, superando las dos concepciones clásicas: marxismo y capitalismo. Este modelo alternativo se plantea en torno a tres líneas esenciales: nuevo esquema económico, unidad europea y revolución cultural. En síntesis, el modelo económico concebido se aleja profundamente de las concepciones estatalizadoras y se adentra en los principios de un nuevo esquema de relaciones en el seno de la empresa y de organización del trabajo, con introducción del año sabático (períodos de descanso interanuales, en lugar de trabajo continuación y posterior Jubilación).
Como contrapartida a este modelo, Tamarnes..,insistió en- la inexistencia de vesitigios liberales en los modelos social y económico de la Europa actual, señalando la posibilidad de, que. el viejo lema «libertad, igualdad, fraternidad», todavía incumplido, fuera aplica.' do en el contexto de la sociedad socialista a la que los comunistas aspiran.
Levinson, por su parte, insistió en sus ya conocidas tesis sobre la inviabilidad absoluta del comunismo -fuera o no precedido del euro-, apuntando que su renuncia a la dictadura del proletariado y demás diferenciaciones frente al socialismo democrático eran falsas y no habían desaparecido, porque en tal caso sería lógico pensar en una autodisolución y posterior integración en los socialismos democráticos. Puntualizó también la realidad en torno a la pequeña y mediana empresa, que no depende en su supervivencia más que del futuro de las grandes empresas, que constituyen su mercado único.
El componente politíco de la sesión de ayer estuvo en la postura del PCE -a favor- y PSOE -en contra- en relación con la unidad de la izquierda. Tamames señaló la necesidad de que tal unidad se produjera antes de las elecciones municipales, aprovechando así la gran oportunidad que se presenta para consolidar un Gobierno de izquierda en España. Múgica, en cambio, se refirió a las experiencias desfavorables de tal integración preelectoral, Aunque. señaló la postura de su partido, favorable a la formación de un gobierno de izquierda una vez conocidos los resultados electorales. Como experiencias negativas del pasadó inmediato, Múgica expuso la campaña abstencionista del referéndum de diciembre de 1976.
También en un contexto político, los empresarios, especialmente Agustín Rodríguez-Sahagún, solicitaron reiteradamente la inclusión en la Constitución de una definición sobre el modelo económico elegido en España, que no es otro que el de la libre empresa, aceptado unánimemente en la firma de los acuerdos de la Moncloa.
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