La entrevista de Manuel Azcárate

He visto, con verdadera sorpresa, la afirmación que incluís en la portada de vuestro número del martes, de que «Manuel Azcárate se ha negado a conceder a la redacción de este periódico una entrevista concertada de antemano».Como asistí a la conversación entre vuestra redactora, Rosa Montero, y Manuel Azcárate, quisiera haceros algunas precisiones al respecto.

En primer lugar, es fallo que Azcárate se negara a conceder la entrevista. No sólo admitió realizarla, sino que le garantizó a la redactora -a petición de ella- la exclusiva de sus declaraciones sobre los temas históricos a los que se iba a referir la entrevista. Dado que la cita para realizarla había sido fijada con anterioridad a la aparición del artículo del señor Semprún, y ante el nuevo giro que en ese periódico tomaba lo que podría ser considerado como una polémica, Manuel Azcárate solicitó de la redactora de EL PAIS que la realización de la entrevista se aplazara unos días (le habló de un mes, aproximadamente). Creo que esto es algo radicalmente distinto de negarse a conceder la entrevista». Más aún, el propio Azcárate, le insistió a la redactora en el interés que él tenía por que se realizara la entrevista para poder, desde ella, además de aclarar cualquier tema que pudiera surgir o plantearse, poner de manifiesto -agradeciéndosela- la actitud antifascista que algunos intelectuales españoles (de los que nunca se ha hablado en este sentido) tuvieron en las más duras épocas de la dominación alemana en París, apoyando la actuación de los comunistas españoles. Explico esto como un simple detalle demostrativo de la voluntad manifestada por Azcárate.

En segundo lugar, quisiera aclarar que fui yo, como profesional, y no Manuel Azcárate, el que le hizo notar a Rosa Montero la toma de postura que, objetivamente, suponía la desproporción con que habían sido tratados los dos artículos anteriores e, incluso, la falta de ética que suponía -a pesar de todos los imperativos del sensacionalismo periodístico- la fabricación del titular de portada.

Por último, quisiera manifestarte mi extrañeza por la utilización de estos métodos -tan fuera de los comportamientos éticos vigentes en la prensa no sensacionalista europea- para obtener (o, mejor, fabricar) informaciones.

Queda claro que Manuel Azcárate mantiene, por su parte, el ofrecimiento de contestar a la entrevista de vuestra redactora, pero fuera del ambiente de tensión que se ha creado estos días.

Secretario de prensa del PCE