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Escándalo político en Portugal

Edmundo Pedro, diputado, miembro de la comisión nacional del Partido Socialista y presidente del consejo de administración de la TV portuguesa, ha sido detenido el miércoles, así como otro miembro de su familia, dentro de una vasta operación realizada por la Guardia Fiscal (Aduanas). Este escáncialo se produce en momentos en que resulta inminente el anuncio oficial de la formación de nuevo Gobierno con la entrada de los democristianos.El escándalo inicialmente provocado por la difusión de la noticia de esta detención ha seguido creciendo a medida que eran revelados nuevos detalles sobre el caso. Las primeras versiones hablan de implicaciones en un amplio tráfico de electrodomésticos introducidos de contrabando. El dirigente socialista posee, conjuntamente con otros familiares, varias tiendas.

Los rumores y especulaciones se desataron inmediatamente, y que, en opinión general, el caso debía ser lo suficientemente. grave para justificar la detención de una persona protegida por la inmunidad parlamentaria. La legislación en esta materia prevé que tan solo los casos de «crimen mayor y de flagrante delito» permiten que la detención pueda efectuarse sin petición previa al Parlamento.

Pero la «bomba» saltó con la publicación, en la mañana de ayer, de un comunicado del secretariado nacional del Partido Socialistata firmado por Alfredo Barroso, secretario y cuñado de Mario Soares, en el que no hay ni una palabra sobre un eventual delito de contrabando. «La detención de Edmundo Pedro, se dice en el comunicado, es debida a posesión indebida de armas (ametralladoras G-3), que seguramente está en relación con la actividad antifascista y antitotalitaria» del dirigente socialista.

El secretariado del PS recuerda el pasado de «resistente antifascista» de Edmundo Pedro, que le valió diez años de detención en el campo de Tarrafal bajo el régimen salazarista, y su participación en la «lucha antitotalitaria» que se desarrolló hasta el 25 de noviembre de 1975. En nombre de este «pasado» el secretariado del PS expresa su solidaridad personal con el detenido pero «reprueba, políticamente, una actividad que desconocía y a la que es completamente ajeno». La ley es la misma para todos los portugueses y debe ser cumplida, concluye el comunicado.

Las negociaciones en curso entre comunistas y socialistas tienen como fin la conclusión de un acuerdo bilateral entre los respectivos partidos, sin que tenga implicaciones, nivel gubernamental. Al precisar este punto, el Partido Comunista portugués se reserva la posibilidad aun después de firmado el acuero con los socialistas, de votar contra el Gabinete constituido en base a entendimiento entre socialistas y Centro Democrático Social.

Esta sutil distinción entre acuerdos políticos y plataforma gubernamental es la más preciosa ayuda que Alvaro Cunhal, secretario general del PCP, podía prestar a Mario Soares en este difícil momento. Al aceptar el juego en los término establecidos por el PS, Cunhal permite a Soares salvar las apariencias, tanto en relación a su propia base como frente a los negociadores democristianos.

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