¡Toma castaña!
No hay duda de que en esta ciudad las cosas se siguen haciendo con auténticas demostraciones de abuso de poder y sin contar ni considerar a lo que es más importante: el ciudadano. Tales prácticas se ejercitan en esta ocasión, iuna más!, en las obras que se llevan a cabo en la calle del Corazón de María, convertida hoy en un caos de suciedad y desorganización, con auténtico y serio peligro para los viandantes de cualquier edad, que por fuerza tienen que poner los pies sin saber donde hacerlo.Como ya es corriente en esta ciudad, las obras para ponerlo todo patas arriba se hicieron rápida mente. Aceras levantadas, zanjas abiertas en todas direcciones y zonas, árboles arrancados, montones de piedras, escombros y tierra que llegan hasta los portales, máquinas trabajando con celeridad. Y una vez que las obras han alcanzado el punto de no retorno, empieza el paso lento. Las zanjas permanecen días y días sin que nadie trabaje en ellas. Las aceras siguen en igual situación. Los árboles arrancados que no se volverán a recuperar. Al canzando el punto álgido del caos, la calle, durante los últimos días, permanece a oscuras, se supone que como consecuencia de estas obras. La señalización en zanjas brilla por su ausencia. La protección para niños y mayores frente a posibles descalabros quedó en el olvido. Y para redondear el panorama, los lugares donde los coches suelen aparcar aparecen un día con señal de prohibición, sin saber causa ni motivo, con total desprecio de los usuarios. Ayer, sin más, encontré vedada la zona donde habitualmente aparcábamos los coches durante la permanencia de las obras. Ante la situación, pre gunté al vigilante por el motivo de la prohibición. La respuesta fue de las de mejor tinte forgiano: «Ustedes han estado aparcando aquí porque nosotros les hemos dejado. Pero ya se acabó, porque vamos a empezar a arreglar esto.» ¡Toma castaña! ¿Quiénes son esos «nosotros» que hacen y deciden sobre hacienda y vidas? La ciudad, la calle, los árboles, son nuestros, señores, de los ciudadanos. De los que tenemos que sufrir estos abusos sin saber motivo ni causa. Urge una explicación y una justificación convincentes y tomar las medidas necesarias para remediar el caos actual y los prejuicios que injustificada e innecesariamente, sufrimos los vecinos. Y, por supuesto, es de esperar que la destrucción de árboles se remedie adecuada mente.
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