Sadat y Begin inician mañana en Egipto la primera negociación directa árabe- israelí

Treinta mil agentes de seguridad egipcios han copado la isla del Faisán, que se encuentra en el centro de Ismailla, donde tendrán lugar las conversaciones de Sadat con Begin, manana, 25 de diciembre. Su tarea será proteger al presidente egipcio, al primer ministro israelita y a los ministros de su Gabinete que le acompañan (Yadin, Dayan, Weizman y Sharon), así como a los 1.5% periodistas que son esperados en Ismailla.

La cumbre Sadat-Begin en Ismailía no estará impregnada por la solemnidad y la pompa que caracterizaron al primer encuentro entre los dos hombres de Estado en Jerusalén.Por otra parte, la mayoría de los observadores destacados en El Cairo estiman que la entrevista en la isla del Faisán -bautizada ya como la «isla de la paz, tendrán una importancia capital, quizá decisiva, para el futuro del Próximo Oriente.

En efecto, si en Jerusalén la aparición de Anuar el Sadat derrumbó todas «las barreras sicológicas» que bloqueaban cualquier diálogo egipcio-israelita, la cumbre de Ismailía marcará la apertura de ese diálogo, el principio de negociaciones concretas en base a dos componentes esenciales del conflicto árabe-israelita: el futuro de los palestinos de la Cisjordania ocupada y la evacuación del Sinaí.

Se puede afirmar, sin miedo al error, que los futuros encuentros, con vistas a la paz, y la suerte de Ia propia paz futura, depende de la forma en que se desarrolle esta primera negociación.

Si la cumbre de Ismailía resultase un fracaso, incluso si las dos partes se ponen de acuerdo para ocultarlo, todo lo anterior quedaría comprometido. Si por el contrario, las entrevistas resultan positivas, no se excluye que Sadat invite, sobre la marcha, a Begin a que hable ante el Parlamento egipcio en El Cairo.

El presidente Sadat dice y repite que, para él, la cuestión palestina es prioritaria.

Retirada del Sinaí en 1978

Sin embargo, en Jerusalén se estima - quizá con presunción- que si el presidente egipcio obtiene satisfacción en lo que concierne al Sinaí, si pudiera anunciar al pueblo egipcio que ni un centímetro cuadrado del territorio del Sinaí quedará bajo ocupación israelita, se acomodaría a la negociación sobre Cisjordania.Por ese motivo, Begin habría renunciado a pedir el mantenimiento de los enclaves israelitas del sur (Sharin el-Cheik) y del norte (Ratia) del Sinaí. En el marco de un acuerdo de paz, Menahen Begin aceptaría devolver todo el Sinaí a Egipto, a condición de que los territorios evacuados sean desmilitarizados, Sharm el-Cheik dotado de un estatuto especial y patrullado por unidades mixtas de Egipto e Israel.

El presidente Sadat habría hecho saber al general Weizman que le gustaría ver completada la evacuación del Sinaí en septiembre de 1978, fecha en la que expira el mandato de las fuerzas de la ONU.

Autonomía para la Cisjordania

Y ¿qué ocurrirá con los palestinos? Begin está dispuesto, esto es sabido, a otorgar autonomía a la población palestina de Cisjordania y permitiría la organización de elecciones libres para la designación de un Gobierno local que debería asumir la dirección de las instituciones autónomas.Sadat acepta la idea del Gobierno autónomo, bajo control israelita pero insiste para que Israel fije la fecha (en uno, dos o tres años) de un referéndum que permitiría a los palestinos decidir sobre el porvenir de su plan nacional, esto es, la autodeterminación.

Medios egipcios creen saber que si el primer ministro israelita acepta el principio del referéndum para la autodeterminación, incluso sin fijar la fecha - en estos momentos de la negociación- el presidente Sadat lo consideraría como un principio prometedor.

Resulta cierto que una vez dotado de un Gobierno autónomo, el cuerpo ejecutivo, elegido a escala nacional, está impelido, a largo plazo y por la fuerza de, los acontecimientos, a dar su opinión sobre los aspectos diversos de las aspiraciones palestinas comprendida, llegado el caso, la autodeterminación nacional.

Los israelitas que atacan la política de Begin, lo hacen, precisamente, porque piensan que esta conduce «fatalmente» a la constitución de un Estado palestino.

El pueblo israelita apoya la gestión de paz

A pesar de las críticas, el primer ministro israelita llega a Ismailía con un «cheque en blanco» en su bolsillo. Si quiere hacer concesiones para la paz, tendrá a la inmensa mayoría de los israelitas detrás suyo. Los últimos sondeos de opinión indican que, su popularidad no deja de crecer. Está apoyado además, por todos los diputados palomas, la diputada del Mapam (izquierda laborista, tradicionalmente enemiga juramentada de Begin), Haika Grossman fue a recibir al primer ministro al aeropuerto de Lod, a su regreso de Londres. En su propio partido, Begin ha roto la oposición de los halcones y ha obtenido el apoyo del general Sharon (en recompensa, dicen las malas lenguas, Sharon acompaña a Begin a Ismailía, en tanto que el ministro de Agricultura no tiene grandes cosas que decir en las conversaciones}.Sea lo que sea, el éxito del encuentro, de mañana, en Ismailía, depende de la ecuación siguiente: ¿Cuál es el mínimo de concesiones israelíes con las que se contenta Sadat y cuál es el máximo acuerdo al que puede llegar Begin, sin que los dos líderes corten su trayectoria en sus respectivos frentes internos?