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Escándalo en Alemania por la quiebra de Fokker

«Este es un caso para los tribunales.» Con estas palabras ha sintetizado el consejo de trabajadores de la empresa FVW-Fokker la decisión de cesar en la producción del avión jet de corta autonomía «VFW 614.»

El Gobierno decidirá si interviene en este conflicto, uno de los más escandalosos de la historia empresarial alemana y que puede suponer el pase a la situación desempleo de 4.000 trabajadores cualificados. El lok- out se ha producido tras recibir, los empresarios, un «estímulo exportador» de mil millones de marcos, 38.000 millones de pesetas, y poco antes de beneficiarse de otro crédito de ochenta millones, unos 3.000 millones de pesetas. La fábrica más afectada de las tres con que cuenta la firma FVW- Fokker es la de Bremen, ciudad- estado que tenía ya dispuesta esta cantidad con el fin de garantizar los actuales puestos de trabajo. Este «gigantesco caso de malversación de subvenciones», en opinión de los trabajadores, parece haberse ocasionado por diferencias de comportamiento de las dos partes interesadas en el sector empresarial: el holandés, Gerrit Klapwijk, y el alemán Kosegarten. El primero, con intereses en la producción de un avión holandés de parecidas características, pero de mejor venta que el «VFW 614, frenaba sistemáticamente la oferta de este reactor, para beneficiar con ello a la opción holandesa. Al hacerse cargo de las ventas un alemán, se logró un pedido de 35 aviones a cargo de una compañía norteamericana, tras dos años sin vender un solo reactor. A pesar de las mejores perspectivas empresariales, y una vez percibidos por la empresa los estímulos económicos a la exportación, ésta acaba de anunciar que «procede a un período de saneamiento», lo cual implicará una drástica reducción de plantillas.Tanto el Gobierno regional de Bremen, como el federal de Bonn se ven comprometidos por la exigencia de los trabajadores de que se les dé una clara explicación sobre las condiciones en que se concedieron los créditos a los patronos y sobre las obligaciones contraídas por éstos al recibirlos. Hasta ahora, los políticos no han salido muy airosos de la prueba. El alcalde y jefe socialdemócrata de Bremen, Koschnick, se ha limitado a expresar en público la duda de que en lo sucesivo esta empresa, si sobrevive, reciba nuevo respaldo económico del Estado. Los trabajadores, por su parte, han reclamado la formación de una comisión especial para estudiar el caso.

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