El deporte español, jurídicamente desfasado
LA ASAMBLEA General del Deporte ha tenido la virtud de ser clarificadora en varios aspectos importantes; el deporte español está, a nivel jurídico, absolutamente desfasado y necesita una revisión profunda; quienes hasta ahora han, detentado el poder, en muchos casos, no son merecedores de ostentarlo y es urgente someter las estructuras que lo rigen a la intervención directa de quienes poseen un sentido más popular.Durante cuarenta años el deporte estuvo dirigido desde la Secretaría General del Movimiento y el partido único lo sometió a una multiplicidad de jurisdicciones cuyos intereses nunca fueron coincidentes. La Delegación Nacional de Deportes, aunque dotaba económicamente al deporte escolar y al femenino, no tenía autoridad sobre el Frente de Juventudes y la Sección Femenina. Para acabar de complicar el tema existía un deporte laboral más folklórico que otra cosa, de directa dependencia de los sindicatos verticales. Ahora, cuando los partidos políticos de la izquierda reclaman su participación e intentan exponer su alternativa, se encuentran con la reticencia, el desprecio tácito o el insulto directo. No se puede pedir ahora la despolitización de una actividad que, las más de las veces, ha servido para abortar manifestaciones o convocar fidelidades de cara a las urnas. Algún procurador hubo que ganó su elección a costa del deporte. Lo que sí debe reclamarse es la independencia que imposibilite la manipulación de los partidos.
Se ha dicho que los partidos de izquierda han acudido a la Asamblea Nacional con representantes ayunos de conocimientos deportivos. Entre los políticos de la asamblea había profesores de Educación Física, ex atletas e incluso un olímpico. La cotestación ha venido motivada por una convocatoria casi improvisada.
Unas elecciones seudodemocráticas han servido para reinstalar en los poderes federativos a algunos dirigentes cuya labor ha sido reiteradamente ineficaz. Este ha sido uno de los vicios de partida de esta asamblea. Dados los resultados positivos de las conclusiones, los que hablan de la urgente necesidad de acudir a un nuevo régimen jurídico asociativo, hay que plantearse también la necesidad de realizar unas nuevas elecciones una vez que el basamento sea sólido.
Como punto de partida esta asamblea es válida, pero únicamente en este sentido. Ha quedado demostrado que casi todo está por hacer.
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