¡Apaga y vámonos!
Tras más de cinco meses de gestión al frente del Ministerio de Industria y Energía, el equipo que ocupó tras las elecciones del 15 de junio el viejo caserón de la calle Serrano ha conseguido que se aprueben en Consejo de Ministros una serie de medidas de ahorro de energía, cuya características fundamental es su falta de originalidad frente a Ias fórmulas adoptadas por los anteriores inquilinos de ese Ministerio y que a lo largo de los años no alcanzaron el más mínimo objetivo e hicieron válido el eslogan: «El problema energético ha sido obviado en España. »En un avance de lo que va a ser el real decreto sobré medidas de ahorro del consumo energético en España, nuestra Administración -concretamente el Ministerio de Industria- parece como si no hubiese hecho otra cosa que dirigirse a la hemeroteca y recopilar, parcialmente, las medidas ya puestas en práctica en 1974 por el entonces ministro de Hacienda, Antonio Barrera de Irimo, y que fueron enriquecidas posteriormente por los titulares que sucesivamente han ocupado la cartera de Industria, con la rara excepción de limitar el uso de vehículos oficiales, lo cual ya es un punto importante.
Cuando un país corrió España está sufriendo una aguda crisis de energía, y no han tenido resultado positivo todas esas medidas por las que nuestra Administración siente tanto afecto -que van desde apagar los escaparates hasta intentar limitar el consumo de ciertos productos petrolíferos- lo mínimo que se puede pedir a los administradores es que hagan algo diferente o no hagan nada.
Resulta inaudito que desde hace ya dos años el Gobierno se emplace en el diario oficial a realizar un estudio sobre el consumo energético, rendimientos térmicos actuales, y propuestas de mejora de instalaciones industriales que permitan reducir los consumos de energía, y que vuelva a reincidir cuando ellos mismos saben que el intento pasará a engrosar la lista de buenos propósitos nunca cumplidos.
Medidas originales, efectivas y rápidas para atajar de una vez por todas el exceso de consumo energético -si es que lo hay- existen y han sido reiteradamente expuestas por personas y entidades a las que se les presupone un valor.
Sólo señalar que si estas medidas de ahorro energético han marcado el límite de lo que es capaz de hacer el Ministerio de Industria y Energía, es mejor que no entren en temas mayores como la revisión o remodelación del tan vilipendiado Plan Energético Nacional.
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