Un año y medio difícil
El 16 de julio de 1976, el recién elegido presidente de la República, general Ramalho Eanes, encargaba oficialmente a Mario Soares de la formación de Gobierno. Tras diversas consultas, simplemente protocolarias, puesto que el Partido Socialista había insistido durante su campaña electoral y después, a pesar de encontrarse en minoría, en que no formaría coalición con ningún partido, el 23 de julio quedaba constituido el nuevo Gobierno, compuesto por catorce socialistas, tres independientes y tres miembros de las fuerzas armadas.El nuevo Gobierno anuncia inmediatamente la puesta en marcha de un programa de austeridad para hacer frente a la catastrófica situación económica por la que atravesaba el país. El 9 de septiembre se publican las primeras medidas que tendrán que ser reforzadas dos meses más tarde, lo que no impedirá que Portugal termine el año con un déficit de 1.100 millones de dólares en la balanza de pagos y, por tanto, una evidente inestabilidad.
Mientras tanto, el congreso del Partido Socialista celebrado el 30 de octubre-1 de noviembre sacaba a la luz las profundas divergencias entre el Gobierno y el ala radical del partido, que desembocarían dos días más tarde en la dimisión del ministro de Agricultura y Pesca, Lopes Cardoso, que acusaba al doctor Soares de haber traicionado los ideales del socialismo y de no aplicar el programa del partido, especialmente en la reforma agraria.
Las elecciones municipales de 12 de diciembre mostraban, sin embargo, que el Partido Socialista no se había desgastado excesivamente en el ejercicio del poder. El Partido Socialista vuelve a triunfar en las urnas, obteniendo un 33,24% de los votos, que supone sólo una disminución del 1,70% respecto a los resultados de abril.
En febrero de 1977 se publica una nueva serie de medidas de austeridad, y el 23 de marzo tiene lugar una reorganización del Gobierno.
El 25 de abril, el Fondo Monetario Internacional concede a Portugal la retirada de 49 millones de dólares en derechos especiales de giro para ayudar a, equilibrar el déficit de su balanza de pagos. En octubre, el Gobierno lusitano tiene que recurrir de nuevo al Fondo Monetario Internacional en busca de un crédito de cincuenta millones. Sin embargo, esta vez el FMI impone una serie de condiciones bastante estrictas, que a su vez facilitarían la concesión de un préstamo de 750 millones de dólares prometido por un consorcio de países. Una serie de reuniones mantenidas del 25 al 28 de octubre entre Soares y los distintos partidos, sindicatos y representantes de los empresarios, cuyo consenso sería necesario para la adopción de las medidas económicas indicadas, terminan sin resultado al negarse el CDS y el PSD a toda negociación que no suponga su entrada en el Gobierno.
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