Concierto de la pianista María Joao Pires

La pianista portuguesa María Joao Pires saltó a la escena musical europea hace unos años de manera sensacional. Ganadora de diversos grandes premios, obtuvo también el organizado por la UER (Unión Europea de Radiodifusión) con motivo de las conmemoraciones beethovenianas.Ahora, dentro de la Semana Cultural Portuguesa, ha actuado en el Palacio de Exposiciones. Con todo y sufrir una pequeña distensión en la mano derecha, la verdad es que María Joao fue, una vez más, la pianista de técnica limpia, sonido transparente y bellísima concepción. Después de una versión preciosa de la Fantasía en do menor, de Mozart, la Pires recordó su calidad de triunfadora intérprete beethoveniana en la sonata segunda de la opus 31.

En la segunda parte acometió María Joao el fascinante itinerario musical, la suma de invenciones sorprendentes que suponen los veinticuatro preludios de Chopin. Instalada en un sentimiento general, en lo que podría denominarse «panorama espiritual» chopiniano, la joven pianista desgranó, uno a uno, el secreto -tan vario y diversificado- de los diferentes trozos.

Ni cabe mayor concisión ni más sumaria concentración, lo que la pianista explicó con meridiana claridad y con un tenue toque emocional que llegó a todos y a todos convenció.

Como representación del pianismo portugués, pudimos escuchar cuatro preludios de Luis de Freitas Branco (muerto en 1955). El discípulo de Humperdinck parece aquí un fidelísimo seguidor del impresionismo debussyano. Dentro de esa estética, casi diríamos servidumbre, Freitas se manifiesta dueño de excelente técnica y hondo conocimiento de las posibilidades pianísticas. María Joao resaltó los valores de los preludios y redondeó, con ellos, un éxito completo.