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Médicos norteaméricanos tratan de prolongar la vida de una embarazada, clínicamente muerta

Ginecólogos norteamericanos tratan estos días de prolongar la vida de una mujer de veintisiete años que se halla clínicamente muerta. El esfuerzo de los doctores por mantenerla viva, aunque su cerebro haya dejado de cumplir sus funciones vitales, obedece al hecho de que la paciente lleva cuatro meses de embarazo y el feto es demasiado pequeño como para vivir fuera del seno materno. Sobre esta dramática situación escribe nuestro corresponsal en Washington Juan González Yuste. Una mujer embarazada de cuatro meses, que fue declarada clínicamente muerta, al faltarle toda actividad cerebral, está siendo mantenida artificialmente viva por un equipo de médicos norteamericanos, con la esperanza de salvar la vida del feto, que tardará aún cinco meses en nacer.Rose Marie Maniscalo, de veintisiete años de edad, se sintió súbitamente enferma el pasado miércoles y fue ingresiada en la sala de urgencias de un hospital de Brooklyn, en Nueva York. Allí, los médicos le aplicaron un respirador artificial, que permitió que su corazón continuara funcionando, pero en seguida se comprobó que el cerebro de la mujer había sufrido daños irreparables y que no existía por tanto ninguna posibilidad de salvar la vida de la enferma.

Desde entonces, la señora Maniscalo vive artificialmente y recibe alimentos por vía intravenosa. Según las leyes del Estado de Nueva York una persona no puede ser declarada muerta hasta que su corazón no haya dejado de latir. Los médicos han comprobado que el feto de cuatro meses está vivo, y justifican su decisión alegando que no pueden desconectar el respirador artificial hasta que el corazón no deje de funcionar y porque «hay dos vidas afectadas por esta decisión».

Un feto de cuatro meses estodavía demasiado pequeño para poder sobrevivir fuera del seno materno, señalaron los médicos que, sin embargo, apuntaron la posibilidad de que dentro de ocho o diez semanas, cuando el feto está más desarrollado, podrían intentar una operación de cesárea y el niño podría tener alguna posibilidad de vivir. Para que esta posibilidad se acerque al 50 % habrá que esperar a que el feto tenga seis meses.

La dramática situación ha creado una polémica a nivel nacional, en la que se barajan todo tipo de conceptos éticos y de interpretaciones médicas. Además, existe un precedente que ocurrió en noviembre del año pasado en un hospital de Colorado, donde ingresé una mujer embarazada de algo más de tres meses que había sufrido un accidente de automóvil y estaba también clínicamente muerta. Tras, mantener vivo su cuerpo artificialmente por dos días, los doctores llegaron a la conclusión de que no existían esperanzas de salvar el feto y de que su actuación era cuestionable moralmente, por lo que desconectaron el respirador artificial, y la madre y el feto murieron instantáneamente.

La mayor parte de los especialistas en obstetricia y ginecología consultados por la prensa norteamericana coincide en la opinión de que es prácticamente imposible mantener el feto con vida por cinco meses más, hasta que complete su desarrollo. Los problemas principales fueron expuestos así por estos especialistas: es dificil que el corazón de la madre pueda trabajar con más fuerza a medida que el feto vaya creciendo, no existe seguridad de que el sistema fetal esté absorbiendo los elementos nutritivos que se inyectan a la madre y tampoco de que el flujo de sangre que llega al útero sea el necesario, ni siquiera, aunque este. proceso esté regulado por hormonas que produce la placenta.

Otro especialistas manifestó que aún en el caso extremadamente dificil de que pudiera mantenerse vivo el feto hasta el fin de su desarrollo, no existe ninguna garantía de que el niño vaya a nacer en condiciones normales. Un portavoz del colegio de ginécolos norteamericanos declaró que la organización médica seguía el caso atentamente y que en él se hayan envueltas una serie de complejas cuestiones médida.% morales y legales. «Es un asunto que requerirá en el futuro serios estúdios por parte de médicos, teólogos y abogados», añadió.

Efectivamente, los especialistas no descartan que casos similares se produzcan con mayor frecuencia en el futuro, dado el desarrollo de los sistemas de respiración artificial que permiten mantener con vida cuerpos sin funciones cerebrales. En el caso concreto de la' señora Maniscalo no se ha anunciado el carácter de la enfermedad que provocó un súbito aumento de la presión arterial en su cerebro y causó su muerte clínica. Tampoco se conoce hasta el momento la decisión del marido, John Maniscalo, que presumiblemente será quien deba elegir

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