_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Tormenta sobre Radiotelevisión Española

RADIOTELEVISION ESPAÑOLA es un tema de Estado. Su gestión, sus niveles de calidad, sus techos informativos, su política de personal, sus servidumbres partidistas, todo el abanico de sus problemas, debe afrontarse con la altura política que reclama tan influyente aparato de comunicación; una red audiovisual que incide desde el comportamiento de los niños hasta las inclinaciones de voto del electorado. RTVE es un tema, en suma, que no admite un tratamiento informativo de dimes y diretes ni el tono discursivo propio de las reyertas callejeras.RTVE -todo hay que decirlo- sé ha ganado a pulso, a base de secretos, silencios, triunfalismos, dependencias antiprofesionales y conocidos arbitrismos generalizados, el tener que ver ahora su ropa tendida en la ventana. Hasta la muerte de Franco RTVE no pudo ser sujeto de más investigación que la crítica literaria y especulativa de su programación. Ahora, tras algunos tímidos intentos anteriores y al socaire de la constitución de un Consejo Rector, de los trabajos de un «Comité Anticorrupción», integrado por trabajadores de la empresa y del cambio del director general del organismo, la prensa escrita ha comenzado a levantar el cómodo manto de silencio bajo el que tan cómodamente han habitado los máximos responsables de Prado del Rey.

Pero la tradición de secretismo típica de RTVE se está empezando a volver contra el propio organismo y, acaso, en forma escasamente elegante. Los trabajadores de RTVE que forman el «Comité Anticorrupción» tienen acceso a una documentación -pese a ellos y la intención ética que los anima- sin duda incompleta. Este «comité», que, de tener un neto carácter representativo de los 7.500 trabajadores de RTVE, debería encontrar su mejor aliado en el nuevo director general y en el recién creado Consejo Rector, en realidad trabaja a niveles o de neoclandestinidad o, en el mejor de los casos, de molesta tolerancia por parte de la dirección de RTVE. Se le cuestiona representatividad y se le tacha de politización. Al menos, habrá que reconocerle el hecho de que ha logrado, por fin, dar una voz de alarma sobre lo que está sucediendo en Prado del Rey. Hay un «Comité Anticorrupción» porque hay corrupción.

Así las cosas, las cuentas de Radiotelevisión Española continúan siendo un misterio hacendístico y hasta meramente contable, el papel que RTVE debe jugar en cuestión tan seria como el tránsito de toda una nación desde la autocracia a la democracia se convierte en un mero pim-pam-pum de salarios y situaciones personales, de hablillas de pasillo -ciertas o no-, de cazas de brujas, esta vez a la inversa, y hasta de cuentos de alcoba. Todo aquello que ayude a RTVE a erigirse en un órgano difusor, altamente profesionalizado y verdaderamente autónomo y atento a los auténticos niveles culturales de esta sociedad debe ser propiciado y defendido.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La prensa escrita -y desde luego EL PAIS- jamás tendrá inconveniente alguno en cantar su palinodia si un profesional de la radio o la televisión del Estado ha visto menoscabado su honor o sus derechos. Con la publicación de la hoja informativa del «Comité Anticorrupción», los periódicos no hemos comenzado una historieta de escándalo, sino informado de unas denuncias que ya se habían hecho públicas en los pasillos de Prado del Rey. Es desde luego lamentable que prestigios personales se vean dañados innecesariamente, pero los profesionales de RTVE se han visto obligados a recurrir a métodos insólitos de investigación para obtener una información necesaria a la que ellos y los españoles tenemos derecho y se nos viene ocultando: de qué manera administra el Gobiemo el dinero de los ciudadanos. Por eso debiera ser la propia RTVE quien abriera en sus antenas y pantallas el debate y la información sobre lo que en su seno acaece. Porque no deja de ser paradójico que tema de tamaña importancia económica, política y social se esté ventilando en la prensa escrita mientras guardan silencio quienes esgrimen encuestas de audiencia que llegan hasta los quince millones de españoles.

Ni siquiera se le pide a RTVEque ponga lasradiosy los televisores de rodillas para solicitar excusas y perdones de la sociedad entera. Sólo se sugieren normas de procedimiento tan elementales como que el Parlamento controle y sea responsable último (con la tribuna de público y prensa abierta) de la gestión de tan vasta cadena. Se sugiere que los profesionales de la radio y la televisión desempeñen un papel protagonista y responsable en la programación de RTVE, por cuanto ellos son por vocación y preparación los llamados a administrar lo que sale por las antenas. Ya serán la opinión pública y los representantes del pueblo -y no los telefonazos de influencia- quienesjuzgarán su trabajo.

Por esos caminos pudiera alcanzarse una RTVE que aportara a este país lo que ahora no está aportando: un soporte y un acicate para la sociedad democrática, culta y tolerante que se pretende alcanzar. Si los altos dirigentes de RTVE, los partidos parlamentarios y hasta los propios profesionales del medio lo entienden así, estaremos en el camino deseado. Si del Gobierno para abajo, desde el político de UCD que acceda al cargo de presidente del Consejo Rector de RTVE hasta los trabajadores del «Comité Anticorrupción», no entienden que toda la sociedad española tiene entre manos un asunto de primer orden político, nos podremos apasionar en la observación de peleas intestinas y hasta personales. Pero habremos perdido el tiempo, el rumbo y la propia RTVE.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_