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Selección de textos pedágogicos de Giner de los Ríos

En el estudio preliminar que hace Laporta a esta antología hace referencia a la «obsesiva preocupación de Giner por la formación del personal docente, problema que tenemos sobre el tapete y no fácil de solucionar»

1. La función del Estado en la educación

Descentralización y autonomía. «Por este carácter total de la educación todos estamos mutuamente obligados a ser, en nuestra medida y en cierto modo, pedagogos; y los poderes públicos, a tener en cuenta este aspecto en sus varias funciones, enseñando con el ejemplo y a partando de ellas y de la sociedad entera, en sus distintos órdenes, cuanto pueda corromper la inteligencia, los sentimientos, inclinaciones, moralidad, la vida, en suma, de sus miembros.» (1898).« La acción del Estado respecto de la enseñanza debe tener un carácter exclusivamente administrativo, absteniéndose de intervenir en su vida interna, ya en lo tocante de la dirección de los estudios, ya en lo que del plan y sentido de éstos se desprende necesariamente Para la organización científica, digámoslo así, de las escuelas públicas. De aquí que debe abstenerse el Estado de toda intervención en los planes de estudios, métodos pedagógicos, número y duración de las lecciones, exámenes y grados, oposiciones; a cátedras, material científico y demás condiciones de este género. » (1869).

Desconfianza en la ley. «Suprimamos reglamentos, organizaciones por decreto, artificios, planes uniformes de estudios, sistemas rígidos de pruebas académicas y tantas otras restricciones que debemos a la dictadura inteligente y corta de alcances con que la centralización burocrática pretende dominar desde sus oficinas nada menos que la obra de la educación:nacional.» (1902).

Gracias que la exhuberante vegetación de disposiciones abigarradas con que ha venido satisfaciéndose- este mismo prurito cada vez más vertiginoso ha creado en nuestra enseñanza una bienhechora anarquía de hecho y de derecho que, si frecuentemente sirve para que tal o cual profesor abuse de sus funciones a mansalva, sin que nadie tenga poder bastante a evitarlo, permite, en cambio, otra veces, alguna iniciativa bienintencionada. » (1902).

2. Selección y formación del profesorado

Crítica al sistema de oposiciones. «Nuestros maestros de todas jerarquías se reclutan nada menos que por solemne, reñida y archiescolástica oposición, en que mutuamente se llenan de improperios, y nuestros diplomas tienen el valor... que todos sabemos, o mejor (es decir, peor), que no sólo sabemos nosotros, los de casa, sino todo el mundo fuera de ella. » (1904).«La oposición favorece la superficialidad y el prurito nacional por la retórica árabe, el ergotismo escolástico y la charlatanería de los pueblos vivos de imaginación, pero ignorantes. Menosprecia y dificulta el verdadero conocimiento de las cosas y el espíritu propiamente científico, so pretexto de que "el más sabio no es siempre el que mejor enseña": principio indiscutible, pues el enseñar es un arte; pero del que no se alcanza a deducir cómo el mejor "orador" sea el mejor maestro, lo mismo para dirigir a hombres formales en las investigaciones del archivo o el laboratorio, que para dar una conferencia popular, y así para la enseñanza de la Geometría Analítica como para la educación de los párvulos, en quienes no dejarían de labrar hondo surco esos vistosos primores y torneos lucidísimos de nuestro Parlamento.» (1885).

«Y bien podría añadir que, en la provisión de empleos por oposición, examen comparativo, etcétera, no hay tales supuestas garantías contra el nepotisno. Por ejemplo, entre nosotros, un consejero intrigante de Instrucción Pública puede llenar el profesorado de hechuras suyas, si le place, arreglando los tribunales. Y sí es cierto qué a veces logra justicia un candidato honrado y benemérito, ¿acaso no acontece otro tanto con todos los sistemas posibles? ¿No hay diputados, ministros, jueces, directores, etcétera -pocos o muchos, pero algunos- dignos de sus cargos y nombrados sin oposición? Pretender que cabe hallar un mecanismo exterior para asegurar la moralidad Interna del espíritu es cosa hoy ya reconocida como una de las mayores utopías. »

«Suprimiento, en cambio, esas oposiciones retóricas, que (como los exámenes, en su esfera), dislocan la preparación del candidato, perturban su salud, envenenan, a la vez, su vida moral y su intención científica, y alimentan la necia pretensión de que no tenemos que cuidarnos de los métodos para formar profesores, sino para elegirlos, como si los tuviéramos ya formados. » (1904).

La formación del profesorado. «¿Cuántos catedráticos dan muestra de sospechar que la pedagogía tiene algo que ver con ellos?» (1884).

«La formación de un maestro, de cualquier orden y grado que éste sea, no se alcanza con una enseñanza pura y exclusivamente teórica, ni con sólo los principios generales de aquella ciencia (la pedagogía), sino que ha de ser a la vez, como la de todo arte, doctrinal y práctica, por lo cual requiere ejercicios con una sección, grupo o escuela de alumnos, análoga a los que luego ha de tener a su cargo el futuro profesor Los alumnos de las Escuelas Normales que concluyesen de manera satisfactoria su preparación deberían ingresar inmediata y directamente en el profesorado.» (1892).

« De igualsuerte, establecer las más perfectas Escuelas Normales y enviar después a los maestros al desierto intelectual de una aldea, sin libros ni publicaciones de importancia, sin la visita frecuente de hombres capaces de sostener y mejorar su cultura, prolongando, por decirlo así, la acción educadora de la Escuela Normal, cada vez en más alto nivel (en lugar de la inspección usual entre nosotros); o sin hacerles salir de su localidad, de tiempo en tiempo, a otras de dentro, y , más todavía de fuera de su patria, para ensanchar su horizonte y ponerle delante otros tipos, otros ejemplos, otros elementos de vida y otra sociedad, es bien absurdo sacrificio.» (1884). .

3. Principios generales de educación

Orientaciones generales. «Transformar esas antiguas aulas; suprimid el estrado y la cátedra del maestro, barrera de hielo que lo aísla y hace imposible toda intimidad con el discípulo; suprimid el banco, la grada, el anfiteatro, símbolos perdurables de la uniformidad y del tedio. Romped esas enormes masas de alumnos, por necesidad constreñidas a oír pasivamente una lección o a alterar en un interrogatorio de memoria, cuando no a presenciar desde distancias increíbles ejercicios y manipulaciones de que apenas logran darse cuenta. Sustituid en torno del profesor a todos esos elementos clásicos por un círculo poco numeroso de escolares activos que piensan, que hablan, que discuten, que se mueven, que están vivos, en suma, y cuya fantasía se ennoblece con la idea de una colaboración en la obra del maestro ( ... ). La Institución (Libre de Enseñanza) no pretende limitarse a instruir, sino cooperar a que se formen hombres útiles al servicio de la Humanidad y de la patria.» (1880).Educación contra «instrucción». «Gracias a la teoría dominante, el niño, y aun el hombre, no van a la clase a discutir, a preguntar, a meterse en camisa de once varas, a poner en apuros al maestro, averiguar lo que no les importa y a subvertir la concertada armonía de los orbes; o, dicho de otro modo, no van a despertar los gérmenes de su personalidad física, intelectual, moral, afectiva, a educarse, en suma, en cuerpo y alma, sino a instruirse, "a aprender lo que oyen".» (1881).

4. La enseñanza individual y activa

Principios generales. « Cada clase es un verdadero estudio o taller donde los alumnos trabajan individualmente, siendo la misión del maestro, no la de explicar y desenvolver el asunto, sino la de pasar de mesa en mesa, dirigiendo, auxiliando y estimulando a sus discípulos, sin otro intento que el de que se hagan hombres de trabajo, seguros de sí mismos e independientes.»(1895).Masificación y exámenes. «La aglomeración de alumnos en ciertas clases suele reducir la acción del profesor a discursos más o menos útiles para difundir la cultura en grandes masas, y aun para mover y elevar su espíritu; pero no tan útiles en la labor interna Y,peculiar de la Universidad con sus propios discípulos. Esos discursos son incapaces de adaptarse a las necesidades individuales de un verdadero estudiante, y hasta de comprobar su aprovechamiento; demostrándose aquí mejor, sin duda, que en la lógica clásica, que la intensidad y la extensión se hallan en razón inversa (...).»

«De conformidad con las consideraciones breéhas, debiera la reforma descansar sobre dos bases. Es la primera la limitación del número de alumnos que pueden concurrir a una misma clase, y la segunda, consecuencia de ésta, la supresión de los exámenes. Todas las demás modificaciones que fuese posible establecer en la actual manera de ser de la enseñanza oficial deberían responder a la necesidad de afirmar los principips contenidos en las dos bases indicadas. Con aglomeración de alumnos es imposible, no ya ejercer una acción educadora, que pide ciertaintimidad, sino realizar trabajo alguno serio. » ( 1889).

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