Cincuenta y nueve personas detenidas durante una redada en la plaza Mayor
Cincuenta y nueve personas fueron detenidas el pasado martes en el curso de una vasta operación policial realizada sobre las once de la noche en la plaza Mayor. En la redada, que duró una hora, actuaron cerca de cien agentes entre miembros de la Policía Armada, funcionarios de la comisaría de Centro y de la Brigada de Orden Público y Policía Municipal.
Según manifestaron a EL PAIS en la Jefatura Superior de Policía, la medida fue tomada, ante las numerosas cartas de protesta enviadas en los últimos meses a la comisaría de Centro y a la Dirección General de Seguridad por las sucesivas reyertas, escándalos y timbas que tenían a la plaza Mayor por escenario.A la citada hora más de cincuenta policías, entre armados y municipales, ocuparon las nueve entradas de la plaza, en tanto trece inspectores comenzaban a requerir la documentación a todas las personas que se encontraban allí en ese momento. Paulatinamente, y durante una hora, fueron trasladadas a tres comisarías distintas, La Latina, Centro y Universidad, 59 personas, de las que veintiséis fueron puestas en libertad, al comprobar la identidad de los datos facilitados y su falta de antecedentes. El resto estaba formado por veintidós supuestos delincuentes con antecedentes penales, seis de ellos mujeres, seis reclamados por distintos juzgados, cuatro extranjeros sin permiso de residencia y, un hombre a quien se le ocuparon útiles de robo, y fueron puestos ayera disposición de la autondadjudicial.
Frente a la felicitación de algunos vecinos por la redada realizada, otros manifestaron a nuestro periódico que la redada había sido «un espectáculo desagradable». «Si los que tenían quedar ejemplo no lo dan, entonces porqué pagan las culpas las pandillas, que al fin y al cabo dan un poco de vida a la plaza y como mucho están hasta las doce de la noche. Si hay quejas es por culpa del Ayuntamiento, que se ha creído que la plaza Mayor es un patio privado de su propiedad. Aquí entran motos, salen coches municipales, riegan a las dos y media de la madrugada con un, camión manguera que es capaz de despertar a un sordo, y a las cuatro de la mañana pasa otro camión de la basura que, incluso reconocido por la Policía Municipal, tiene el motor averiado. Ante todo esto, ¿qué nos importa el que haya gente que pasea, que canta o que vende poesía? Sabemos que la plaza es de todo Madrid y no sólo de los vecinos».
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