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El financiero Julio Muñoz, implicado en un escándalo bancario suizo

Las inculpaciones penales andorranas contra el diputado del Partit Socialista de Cataluña (ex Reagrupament) (PSC-R), Joaquín Arana y el financiero Julio Muñoz, tienen como origen un problema de mayor gravedad, centrado en Suiza y que recientemente el prestigioso rotativo ginebrino Tribune de Genève calificó de «el primer gran escándalo bancario suizo». (Véase EL PAIS de 15 y 16 de noviembre.) Todo indica que Joaquín Arana no tiene ninguna vinculación con los hechos ocurridos en Suiza.

La Societe de Banques Suisses obró ante la justicia penal andorrana cuando consideró que podía haber una anomalía merecedora de posible sanción penal, en una garantía que había obtenido con motivo de un pacto firmado entre dicha sociedad bancaria y Julio Muñoz, en junio de 1965, modificado en octubre de 1966 por otro pacto suscrito entre las mismas partes en Niza.Los pactos eran la continuación de lo que la Tribune de Genève calificaba, el pasado mes de agosto, como «el primer gran escándalo bancario suizo». Su figura principal era y es Julio Muñoz Ramonet, quien fue considerado procesable por la sala de acusaciones penales de Ginebra el pasado mes de septiembre, de acuerdo con el requerimiento del fiscal suizo V. Stemberger.

Auto pendiente del tribunal de casación de Ginebra

La citada sala de acusación dictó ya el auto de remisión a la instancia. Penal correspondiente (exactamente la «sala correccional» de Ginebra), si bien este auto fue recurrido por el abogado de Julio Muñoz y se encuentra pendiente de la decisión del tribunal de casación de Ginebra.

Esta acusación puede llegar a terminar con una fuerte pena contra Julio Muñoz y su coinculpado Hermann Hug, antiguo director de uno de los bancos de Muñoz en Suiza. Fuentes helvéticas señalaron la importancia del caso, Indicaron que en Suiza el posible delito de escroquerie (estafa) puede llegar a ser castigado con siete años de cárcel.

Fuentes financieras señalaron que entre 1955 y 1962 Julio Muñoz se había interesado por la compra de bancos suizos, llegando a poseer una fuerte participación, claramente mayoritaria, posiblemente en un caso de 80 % del capital y en el otro del 90 % en dos de ellos: la Banque Genevoise de Commerce et de Credit, con sede en Ginebra, y la Banque Suisse d'Epargne et de Credit, con sede en la localidad de Saint-Gall.

Ambas bancas, señalan las fuentes, concedieron importantes créditos a empresas relacionadas con el propio Muñoz. En 1963 se decidió un incremento del capital bancario. Hubo movimiento de capitales en la esfera de las dos bancas por importe de varias decenas de millones de francos suizos.

Escándalo en 1965

En el mes de julio de 1963 la Union de Banques Regionales efectuó un estudio que llegaba a la conclusión de que la Banque Genevoise de Commerce et de Credit había perdido la mitad de sus fondos propios. El drama y el escándalo aparecen en toda su dimensión en abril de 1965: las dos bancas cierran sus ventanillas. El problema tiene una clara dimensión política y social, por cuanto que entre los clientes figuraban personas de condición modesta que tenían confiados sus ahorros. Intervino la Comisión Federal de Bancos. Fueron inculpados Julio Muñoz y Hermann Hug, este último director de una de las entidades, quienes fueron encarcelados y puestos en libertad bajo fianza de un millón y 100.000 francos suizos, respectivamente.

El Gobierno suizo buscó una salida a un problema que afectaba a algo tan decisivo en aquel país como es su famosa banca. Instó a la importante Societé de Banques Suisses para que se hiciera cargo de la situación. El liberalismo del país no hacía posible una acción directa, si bien, por otro lado, el caso de los bancos de Muñoz está en el origen de la modificación, en sentido restrictivo, en 1971, de la ley federal sobre el sector bancario.

La Societé de Banques Suisses aceptó suscribir con Julio Muñoz Ramonet los pactos antes aludidos. Según una fuente jurídica, por dichos pactos Muñoz se reconocía solidariamente deudor de unos dieciséis millones de francos suizos y la mencionada sociedad bancaria aceptaba el activo y el pasivo de Muñoz en el terreno bancario.

Junto con el pacto aparecieron bienes como garantía, alguno de ellos se constituyó en prenda. Al querer la banca suiza hacer efectiva una de estas prendas se inició el procedimiento penal andorrano, que llevó a la inculpación de Julio Muñoz y del diputado del PSC-R, Joaquín Arana. ,Nueva querella de la "Societé de Banques Suisses"

Uno de los últimos acontecimientos del complejo proceso ha sido una nueva querella de la Societé de Banques Suisses, presentada hace escasas semanas, contra Julio Muñoz por hechos de hace ya cuatro años, si bien posiblemente relacionados con el tema principal. La finalidad de esta última denuncia podría ser evitar que el delito de que se acusa a Muñoz prescriba.

Julio Muñoz nunca ha sido oído directamente, en los últimos años, por el juez instructor suizo. Una fuente indicó que «un juez suizo se desplazó a Barcelona para hablar con Muñoz, pero no pudo hacerlo: la razón que se le indicó es que estaba internado en una clínica».

La fuente también se refirió largamente a las buenas relaciones que en el mundo oficial Julio Muñoz tenía en los años más puros y duros del franquismo, en los años cuarenta, en que, por decirlo en frase de Dionisio Ridruejo: «Quizá el personaje más famoso, más en boca de todos, más paradigmático de la Barcelona de aquellos años era el industrial Julio Muñoz. Los puritanos censuraban la desenvoltura ostentosa con que él se jactaba de sus altas protecciones, sus prácticas expeditivas y su enorme crecimiento».

Los abogados

A lo largo de su larga y compleja trayectoria, Julio Muñoz Ramonet ha contado con el asesoramiento de numerosos abogados. Uno de ellos, José María Gil Robles y Quiñones, fue atacado en el pasado por su relación profesional con Muñoz.

En la actualidad, el principal abogado de Muñoz en Barcelona es Jorge Grau Gratacós, militante muy destacado del Partido Estat Catalá, organización independentista catalana, es decir, partidaria de la separación de Cataluña de resto de España.

Dicho manifiesto económico afirma «que sin una economía saneada no será posible conseguir la democracia ni la libertad». La primera medida que propugna es la amnistía fiscal, y termina requiriendo «la unión de todos aquellos que creen que la imaginación de llegar al poder, y que los intereses del país están por encima de lo intereses particulares: Esto es Estat Catalá».

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