Albares alega “problemas técnicos” para justificar el fracaso de la reapertura de las aduanas de Ceuta y Melilla

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha referido este lunes al intento fallido de reabrir las aduana de Ceuta y Melilla la semana pasada tal y como estaba previsto. En su primera declaración pública sobre este asunto, el ministro ha reconocido que tanto España como Marruecos contaban con reabrir el pasado miércoles las aduanas en ambas ciudades autónomas, pero que “queda trabajo que hacer”. “Ambos países pensábamos que el pasado día 8 podía ser el día en el que se diese el primer paso oficial. Sin embargo, todavía queda trabajo que hacer por parte de ambas aduanas para solventar cualquier problema técnico que pueda haber”, defendió Albares.

El ministro, sin embargo, no ha explicado qué ocurrió para que el pasado miércoles —tras casi tres años de negociación, tres pruebas piloto e innumerables reuniones de carácter técnico y político— ninguno de los dos camiones preparados en las dos ciudades lograse cruzar la frontera terrestre hacia Marruecos. Los dos vehículos que lo intentaron fueron devueltos por las autoridades marroquíes con diversas justificaciones, entre ellas las técnicas, que fueron cambiando durante la jornada.

Fuentes involucradas en la operación de apertura no ocultaron su frustración ante el resultado de dos años y nueve meses de trabajo para sortear las reticencias de Marruecos. Estas fuentes incidieron en que, tal y como exigieron las autoridades marroquíes, estas disponían de antemano de toda la documentación necesaria, desde las características de la mercancía exportada a los modelos y matrículas de los vehículos utilizados para el transporte para cumplir así con el requisito de despacho previo que exigía Rabat. Sin embargo, sea por problemas de coordinación internos o por la falta de voluntad de Marruecos, los planes se torcieron. Desde entonces, no se ha registrado ninguna otra expedición.

Las autoridades españolas llevan casi un año manifestando que “por parte de España”, estaba “todo listo”. Lo anunció el propio presidente Pedro Sánchez en febrero de 2024 tras ser recibido por Mohamed VI en Rabat. Sánchez mantuvo que “tan pronto” se resolviesen las cuestiones técnicas pendientes, se procedería a abrirlas. Pero la reapertura de la aduana de Melilla —cerrada unilateralmente y sin previo aviso por Rabat en agosto de 2018— y la apertura de otra en Ceuta se enquista. “Yo, desde luego, una vez que tenemos el compromiso político firme de Marruecos en abrirla, no cejaré hasta que esto no sea una realidad política”, aseguró Albares en una comparecencia conjunta con su homólogo indio, Subrahmanyam Jaishankar. El ministro expresó además su compromiso personal con la apertura. “Porque esas dos ciudades se encuentran entre las ciudades españolas más queridas por mí”, dijo.

El jefe de la diplomacia española aprovechó el asunto para cargar contra sus críticos. Antes del fiasco de la reapertura de la pasada semana, el acuerdo aduanero causó una fuerte polémica en Melilla agitada por las declaraciones del presidente de la ciudad autónoma, Juan José Imbroda. El dirigente popular advirtió de que el acuerdo con Marruecos no contaba con “su beneplácito” si no se producía “en pie de igualdad” con cualquier otro territorio español “como ciudad española y europea” basándose en que el régimen pactado solo permite inicialmente el paso de un camión diario con una lista de productos tasados, cuando la aduana que funcionaba hasta 2018 no tenía restricciones. Imbroda también rechazó que los intercambios a través de la aduana estuviesen restringidos a productos de fabricación local, algo que no es cierto porque, aunque se ha pactado una lista de tipos de mercancías con los que comerciar, no existe esa limitación.

“Me sorprende sobre el tema de las aduanas que nunca nadie antes pensara o se planteara siquiera que algún un día pudiera haber una aduana en Ceuta o que se reabriría la de Melilla, que todo el mundo vivía perfectamente y ahora, de vez en cuando, llegan comentarios al respecto sobre personas que jamás se preocuparon”, ha arrancado el ministro. “Y estos días me ha tocado escuchar bastantes mentiras y algunas estupideces al respecto sobre lo que será esa futura aduana”, zanjó.