París sigue la crisis con inquietud
La crisis desencadenada por el secuestro de los franceses que trabajan en Mauritania se califica de preocupante en París. Ayer regresó el emisario del Gobierno, Claude Chayet, que se entrevistó con representantes del Polisario, sin obtener de momento resultado alguno. Algunos observadores estiman que el Sahara occidental se ha convertido en el «Vietnam marroquí».
Parece que tampoco dio resultados mejores el viaje relámpago de «una alta personalidad francesa», anteayer, a Mauritania, en donde se entrevistó con el presidente, Uld Daddah. El nombre de la personalidad, en cuestión se mantuvo secreto, pero cree saberse que se trata del antiguo embajador de Francia en España y actual secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores, Jean Francois Deniau. Sobre su misión concreta, se habla de que presionó al presidente mauritano para que publicase la lista de sus prisioneros saharauis. Esta condición habría sido exigida por el Polisario para hacer pública la lista de los suyos.
La tensión entre Rabat y Argel se estima en París que «no es tranquilizadora», máxime en el momento en que la baza diplomática que se jugó los últimos días ha conducido a un callejón sin salida. Las autoridades francesas mantienen en estado de alerta las unidades especiales de intervención.
Hay que anotar la toma de posición común de los tres partidos de la Unión de la Izquierda sobre el asunto del Sahara y de los rehenes del Polisario: comunistas, socialistas y radicales de izquierdas condenan una eventual acción militar francesa» «que, en todo momento, podría desembocar en la internacionalización del conflicto». Tanto para liberar a los franceses detenidos, como para garantizar la seguridad de los que trabajan en Mauritania (unos ochocientos). La oposición de izquierdas estima que «la única vía concebible consiste en tener en cuenta la existencia del Polisario».
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