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Rumores sobre tensiones en el ejército portugués

El Estado mayor general de las fuerzas armadas portuguesas confirmó ayer la noticia de la dimisión de su segundo jefe, el general Loureiro dos Santos.No es la primera vez que el joven subjefe de estado mayor (tiene menos de cuarenta años) pone su cargo a disposición. Antes de recibir la investidura oficial de su cargo, y frente al conato de insubordinación de los oficiales superiores de los estados mayores, Loureiro dos Santos había solicitado pasar a la reserva. Se aseguró entonces que el único argumento que le hizo desistir de su renuncia fue la garantía formal dada por el presidente de la República de apoyar los esfuerzos de su colaborador más directo para reorganizar las fuerzas armadas, eliminando definitivamente los focos de inestabilidad política.

Se rumoreaba ayer en Lisboa que la nueva petición de dimisión estaría basada en la constatación de la imposibilidad de llevar a cabo tal misión, ante la resistencia pasiva de los oficiales superiores, entre los que predominan las posiciones conservadoras.

La manipulación política evidente de otra conocida figura militar, Pires Veloso, confirma que las distintas fuerzas políticas no han renunciado todavía a hacer intervenir a los militares en la vida política del país. El general de brigada Pires Veloso fue sustituido la pasada semana en la dirección de la región militar del norte por el general de Caballería Duarte Silva. El pretexto oficial es que el general Pires Veloso ha sido designado para seguir durante un año el curso de altos mandos para oficiales superiores que se iniciará en Lisboa.

Pero Pires Veloso, el «hombre fuerte del Norte», dista mucho de ser una figura políticamente neutral. Adulado por los partidos de derecha, el ex comandante de la región norte no había sido discreto en sus intervenciones al lado de los patronos, en ciertos casos de conflictos sociales, ni en su apoyo a la contestación de que es objeto el gobernador civil (socialista) de Braganza, por parte de las municipalidades socialdemócratas y centristas de la zona.

El sábado, un grupo de periodistas ligado a la derecha y extrema derecha tomó la iniciativa de una manifestación para protestar, en Oporto, contra las celebraciones organizadas en Portugal con motivo del aniversario de la revolución soviética de octubre. Algunos miles de personas tomaron parte en el desfile, que degeneró rápidamente en una manifestación de signo anticomunista, antigubernamental y de apoyo a Pires Veloso, pidiendo su permanencia en el mando militar de la región norte. En actitud de franco desafío a las normas ahora vigentes para todos los militares, relativas a que deben abstenerse de hacer declaraciones políticas, Pires Veloso apareció en el balcón del cuartel general, megáfono en mano, para agradecer a los «verdaderos portugueses» el efusivo homenaje que le tributaban. A la hora de dispersarse la manifestación se registraron pequeños incidentes con contramanifestantes que gritaban «fascistas, fascistas» y, momentos más tarde, una pequeña bomba causaba ligeros desperfectos a un coche estacionado en las proximidades del cuartel general de Oporto.

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