Crisis finaniciera y de credibilidad en la prensa portuguesa
Durante los tres años que han transcurrido desde la revolución, la prensa portuguesa no ha dejado de ser noticia. El asalto de los comunistas a los órganos de información ha sido uno de los temas favoritos, y tal vez el instrumento más eficaz de la campaña de opinión, nacional e internacional, que llevó Mario Soares al poder.La emoción levantada alrededor de los «casos» de radio Renascenca (emisora católica) y del diario República, que llegaron a funcionar escasos meses en autogestión, está hoy olvidada, pero ha dejado detrás de sí materia para discusión sobre el tema de las relaciones entre la prensa y e¡ poder y una pésima imagen de la prensa cerca del público.
Ley de prensa avanzada
La ley de prensa portuguesa de 1975 es considerada como una de las más avanzadas del mundo. Garantiza la libertad de la información, pero también el derecho de informar y ser informado, consagra la existencia de un consejo de prensa, encargado de velar el cumplimiento de la ley -aunque la sanción de eventuales infracciones sea confiada a los tribunales-, de un consejo de redacción en cada órgano de información, cuya opinión debe ser tomada en cuenta para todos los aspectos del funcionamiento de la redacción (admisiones, despidos). La línea ideológica del órgano de información es definida por el estatuto editorial.
No existe censura. La Constitución portuguesa se limita a prohibir la propaganda fascista, pero como no existe ninguna ley que defina lo que es el fascismo o el racismo, no existe caso de sanción a una publicación por estos motivos, a pesar de que más de una expresa abiertamente sus simpatías hacia el apartheid, los regímenes nazi, fascista, franquista o salazarista.
Los «delitos» que llevan frecuentemente a directores o 'redactores frente al tribunal corresponden a quejas de personalidades individuales o colectivas que se estiman ofendidas en su buen nombre por noticia publicada. Las absoluciones han sido más numerosas que las condenas y éstas no han llevado nunca a la suspensión de una publicación (el único caso de publicación secuestrada después del 25 de abril se dio en los agitados días que siguieron al intento de golpe contrarrevolucionario del 11 de marzo de 1975).
Sin embargo, el sindicato de periodistas de Portugal denuncia con insistencia el intento de control de la prensa a través de dos mecanismos: las notas oficiales y las medidas administrativas en el sector estatalizado.
La ley de prensa obliga a la publicaciones diarias a reproducir las notas oficiales (hasta 1.500 palabras) enviadas a través de la Secretaría de Estado de la Comunicación Social. Algunos directores, mandan imprimirlas en caracteres reducidos y en espacios de poca, importancia. Este procedimiento, frecuente (pueden darse varías notas en un día, y siempre varias por semana) permite el poder imponer su punto de vista sin posibilidad de réplica, sin dialogar con la prensa. El presidente de la República, el primer ministro por ejemplo, no se ha enfrentado a una auténtica rueda de prensa, reservando sus declaraciones para unos pocos entrevistadores previamente seleccionados.
Existen en Portugal tres empresas públicas de información: la radio (RDP), resultado de la estabilización de todos las emisoras salvo la católica «radio Renascenca»; la televisión (RTP) y la agencia noticiosa (Anop). La radio y la televisión son blanco de un sinfin de críticas, por la orientación de su contenido."Las perpetuas presiones de que son objeto, la amenaza de suspensión, despido, o traslado que pesa en permanencia sobre sus trabajadores y la exigüidad de sus medios financieros y técnicos han matado -salvo honrosas excepciones- la imaginacióni y la creatividad. La television, con un primer canal con poco más de cuatro horas diarias, y un segundo canal reducido a retransmisiones diferidas del primero, no consiguen informar, ni divertir.
Mientras todos los círculos intelectuales denuncian el poder alienante de la televisión, la agencia Anop adolece de los mismos defectos de inestabilidad, falta de medios y autocensuras, su servicio difícilmente traspasa las fronteras nacionales, y las noticias que ella retransmite para el resto de la prensa portuguesa evidencian los lazos preferenciales que la unen a UPI-AP-Efe.
Independientemente de las consideraciones hechas por los profesionales en relación al papel que desempeña la prensa en la modificación de la democracia, los observadores extranjeros manifiestan su estrañeza frente al «malthusianismo» del poder.
Se dice que los periódicos son demasiado numerosos para el público lector, pero Portugal arroja el consumo más bajo de periódicos por habitante de toda Europa (por debajo de Turquía). con O Seculo desapareció un importante periódico. Por otra parte, el sector de la prensa estatal ya no cuenta con ningún medio de expresión y no existen revistas especializadas. Prácticamente inexistentes son igualmente las publicaciones dedicadas al sector sindical o agrícola, de tanta importancia para el país.
Prensa privada
La prensa privada se autodenomina «libre» en relación a la prensa estatal, pero lo es tan sólo en relación al actual Gobierno Se verifica en ella un mayor desequilibrio en favor de la parte de «opinión», más que de los contenidos meramente informativos. Su clientela es aún más determinada ideológicamente, con la consecuente minimización y poca elasticidad de las tiradas. Si la prensa diaria es relativamente equilibrada en su «pluralismo ideológico», con una distribución casi igual de los títulos entre los comunistas, los socialistas y la derecha, no sucede lo mismo con los semanarios, cuya aplastante mayoría (en títulos y tiradas) se sitúa a la derecha del actual poder, cubriendo el abanico que va. de centro derecha (Expresso, Tempo) a la extrema derecha (A Rua, O Templario, O Pais, 0 Retornado ... )
La prensa de provincias alcanza tiradas muy superiores en su conjunto a la prensa de «gran difusión», con el agravante de ser muchas veces la única noticia escrita que llega a las aldeas del interior y a las numerosas colonias de emigrantes. El poder de la Iglesia en este sector es enorme. A través de su Centro de Documentación de Braga, el episcopado portugués organiza auténticas campañas de opinión en estos sectores particularmente vulnerables. Los mismos artículos contra el aborto, contra el divorcio, a favor de la enseñanza. confesional por ejemplo, aparecen simultáneamente en decenas de hojas locales.
Un responsable del sector nos declaraba, a modo de confidencia: «Más que el problema de la relación entre el poder y la prensa, la crisis actual de la información en Portugal plantea el problema del poder que se quiere ejercer. »
«Para unos, los periodistas son individuos corrompidos y, como tales, deben ser utilizados. Para otros, los periodistas son profesionales que merecen ser reconocidos. El Estado debe defenderlos contra las manipulaciones e instrumentalizaciones de que son objeto.»
«Hay que partir del hecho de que la situación de la prensa y de los periodistas es el resultado de 48 años de régimen dictatorial, en el que no existió periodismo en Portugal.»
«El salazarismo nos ha legado mucha corrupción, mucha imcompetencia profesional. Pero esto deber ser combatido con el reciclaje profesional, para seleccionar. a los más capaces, a los más honestos. Hay que mejorar las técnicas y dignificar la profesión, asegurando a los periodistas, la independencia y la seguridad imprescindibles. »
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