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Carter no ha cumplido sus promesas de reducir la venta de armamento

El programa que anunciara hace cinco meses el presidente Carter, destinado a reducir sustancialmente las ventas de armas norteamericanas al extranjero, no sólo no se ha cumplido, sino que ha sido víctima de su «propia retórica», asegura un informe hecho público ayer por un subcomité del Senado.

A lo largo de las cien páginas del estudio, que fue elaborado por la biblioteca del Congreso a petición del subcomité de relaciones exteriores que preside el senador Hubert Humphrey, se analizan las exportaciones de material bélico autorizadas por la Administración Carter y se llega a la conclusión de que, pese a las promesas presidenciales, Norteamerica continúa siendo el primer proveedor mundial de armamento y que no se ha constatado un descenso significativo en el volumen de ventas.Durante el año fiscal 1977, que finalizó el pasado 30 de septiembre, Estados Unidos exportó material de guerra a terceros países por un valor total de 9.900 millones de dólares, señala el informe. Además, en los cinco meses transcurridos desde que Carter anunciara su intención de restringir las ventas de armas se han comunicado al Congreso 45 contratos de exportación de armamento a dieciocho países y por un importe superior a los 4.000 millones de dólares.

A mediados del pasado mes de mayo, la Casa Blanca hizo pública una declaración presidencial en la que se expresaba el propósito de que la venta de armas sería considerada por Washington en el futuro como una «política excepcional» y que sólo podría aplicarse en aquellos casos en que estuviera claramente demostrado que el envío de material bélico «contribuye a nuestros intereses de seguridad nacional».

Esta presunta prohibición de las exportaciones de armamento se entendía como aplicable a todos los países del mundo, excepto a aquellos con los que Norteamérica mantiene «importantes tratados defensivos». Concretamente, la declaración de Carter citaba a las naciones miembros de la OTAN, Japón, Australia y Nueva Zelanda como exceptuados de las nuevas medidas de control de la venta de armas. España quedaba también al margen, ya que el vigente Tratado de Amistad y Cooperación entre los dos países prevé la compra por España de material bélico por valor de 120 millones de dólares.

Pero el informe del Senado señala un creciente interés de la industria militar norteamericana por ampliar sus ventas en el continente africano y el continuo incremento de las exportaciones de armas a países de Oriente Próximo y de Europa, lo que le lleva a concluir que «existen regiones donde la Administración Carter ha decidido que continuar las ventas o incluso aumentarlas es necesario para los intereses norteamericanos».

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Promesas electorales

El documento recuerda que cuando Jimmy Carter era candidato a la presidencia criticó insistentemente el escaso control que sobre la exportación de armamento impusieron las administraciones de Nixon y Ford. Una vez en la Casa Blanca, Carter dijo que Estados Unidos «no puede ser simultáneamente el líder de la paz mundial y el mayor vendedor de armas del mundo», por lo que anunció su intención de reducir el nivel de ventas de armas al extranjero. Pero cinco meses después de que se expresaran estos propósitos presidenciales, añade el informe, la exportación de armas no es una «política excepcional», sino una actuación rutinaria.El informe insiste en que es la ambigüedad de la declaración presidencial de mayo la que la ha convertido en ineficaz. Al condicionar la continuidad de las ventas a la defensa de los intereses estratégicos, las exportaciones han continuado al mismo ritmo.

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