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Israel rechaza la declaración soviético-norteamericana sobre Oriente Próximo

La declaración conjunta soviético-norteamericana sobre Oriente Próximo, enérgicamente rechazada por Israel y favorablemente acogida por los árabes, no sólo supone un importante distanciamiento sobre Washington y Tel-Aviv, sino que ha motivado airadas reacciones internas en Estados Unidos que se traducirán en serios problemas para el presidente Jimmy Carter.

De una parte, la declaración conjunta, hecha pública el pasado sábado, y en la que las dos superpotencias piden la reanudación de la Conferencia de Paz de Ginebra, antes de que acabe el año, parece indicar una mejora de las relaciones entre Washington y Moscú, parcialmente deterioradas .en los ocho meses de administración Carter. Contribuirá a esta impresión las recientes declaraciones por ambas partes que vaticinan un pronto acuerdo en las negociaciones SALT sobre limitación de armas estratégicas. El anterior tratado expiró ayer, lunes, después de cinco años de vigencia.Por otro lado, la declaración sobre Oriente Próximo de los dos grandes se interpreta como una prueba de que Carter está decidido a presionar a Israel para que se siente a la mesa negociadora de Ginebra. El consejero del presidente para Asuntos de Seguridad Nacional, Zbigníew Brzezinski, declaró el domingo a la televisión canadiense que Norteamerica considera Oriente Próximo como un área vital para su seguridad y que está dispuesta a ultimar su influencia, de forma «pacífica y constructiva», para conseguir una estabilización permanente de la zona.

Airada reacción israelí

La inclusión en el texto de una referencia a los «legítimos derechos del pueblo palestino» fue lo que motivó la airada reacción de Israel, seguida poco después por protestas similares en el seno de la influyente y poderosa comunidad judía norteamericana. Sin embargo, en la declaración conjunta no se cita para nada a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), lo que se interpreta como una concesión soviética destinada a no colocar a Israel en un callejón sin salida. El Gobierno de rechista de Tel-Aviv ha insistido hasta la saciedad que no negociará con una organización «terrorista», aunque en la práctica admitiría dentro de la delegación jordana que asista a la conferencia de Ginebra la inclusión de palestinos, «sin preguntarles si simpatizan o no con la OLP».Mientras Moshe Dayan solicitaba una urgente entrevista con Carter, que ha sido concertada para mañana, el ex primerministro israelí Isaac Rabin calificaba el momento actual como el peor por el que han atravesado las relaciones entre Washington yTel-Aviv en los últimos diez años. El candidato derrotado en las pasadas elecciones legislativas, Simon Peres, declaraba que nunca Israel estuvo tan aislado de la comunidad internacional como lo está ahora. Pero tanto el Gobierno como la oposición coincidieron en rechazar la declaración conjunta, definida como «inaceptable» y como un intento de las grandes potencias de imponer un acuerdo en la zona desde el exterior.

El primer ataque interno a la firma por Estados Unidos de la declaración conjunta vino del ultraconservador George Meany, presidente de la central sindical AFL-CIO, quien dijo ante las cámaras.de televisión que no creía que las propuestas conjuntas fuesen a funcionar y que se oponía a la consecución de un «acuerdo impuesto».

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