La detención de abogado Croissant complica las relaciones franco-germanas
La detención en París del abogado Klaus Croissant, defensor del grupo Baader-Meinhof, y la petición de extradición por el Gobierno federal plantea nuevos problemas a las relaciones franco-alemanas y pone al descubierto el alcance de la legislación antiterrorista que ya ha comenzado a entrar en vigor en este país. Dos semanas después de que Bonn respondiese a Roma que no es posible la extradición del criminal nazi Kappler porque «lo impiden las leyes alemanas», el Gobierno federal reclama la entrega de un abogado refugiado político en Francia desde el mes de julio. La solicitud se ha producido el mismo día en que el Consejo de las Regiones (Bundesrat) aprobaba en Alemania la ley para la prohibición de contactos entre defensores y defendidos en ciertas ocasiones en las que se sospeche de la aproximación ideológica de abogados y presos.Para los próximos días se espera una reaccion general en Francia y una reactivación de la protesta en Italia por el diferente tratamiento de que ha sido objeto el caso Kappler. En cuanto a la detención de Croissant, la intervención policial francesa parece haberse producido como consecuencia de las conversaciones mantenidas en Bonn por el ex ministro del Interior francés Michel Poniatowski y posteriormente por el jefe del Partido Socialista francés, Francois Mitterrand.
El primero habría garantizado al Gobierno de Bonn el apoyo del presidente Giscard a la represión antiterrorista dispuesta por el canciller Schmidt con el respaldo de la oposición democristiana, y el segundo podría haber asegurado que el sector más amplio de la izquierda de su país, los socialistas, no dificultarían la campaña gubernativa alemana con protestas callejeras. Gracias al respaldo francés, expresado públicamente por los dos políticos llegados de París, Bonn puede ampliar su acción contra los supuestos «simpatizantes» de las organizaciones terroristas. Según fuentes oficiales, estos simpatizantes serían al menos unos 5.000. Entre tanto, uno de los más notorios «simpatizantes con la escena terrorista», según término al uso, el premio Nóbel de Literatura Heinrich Böell ha sido objeto de dos medidas, la casa de un hijo suyo en Colonia fue registrada por un comando de cuarenta policías tras haber recibido una llamada anónima que denunciaba la supuesta tenencia de armas del afectado. La policía no encontró en la casa nada sospechoso. Heinrich Böell ha declarado que seguramente la policía muniquesa no registraría tan concienzudamente la casa del hijo de Strauss, líder de la derecha bávara, si una voz anónima denunciase por teléfono algo parecido. El propio Böell ha sido objeto de censura en una entrevista concedida por Radio Baviera. Una intervención gubernativa ha impuesto que se suprimiesen diez minutos de la grabación, aquellos en los que el escritor hablaba de sus temores a que la sicosis antiterrorista alimentada por las nuevas leyes contribuyese a un futuro aislamiento espiritual y social de la República Federal de Alemania.
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