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Alemania Federal estudia la modificación de las leyes antiterroristas

El Parlamento, el Consejo de las Regiones (Bundesrat) y el Tribunal de Garantías Constitucionales comienzan esta misma semana el estudio de un voluminoso paquete de medidas destinadas a la lucha contra el terrorismo. Tres semanas después de la desaparición del presidente de los empresarios alemanes, Schleyer, que puede encontrarse retenido en un buque alquilado en Holanda, aunque la policía neerlandesa no ha confirmado este rumor, la República Federal de Alemania se dispone a alterar las leyes que sean necesarias para evitar que se repitan estos hechos, como el que protagoniza ahora el «superempresario».

Entretanto, el ministro de la Cancillería, Wischnewski, se ha trasladado a Hanoi para pedir, según parece, la mediación del Gobierno vietnamita, con el fin de lograr la puesta en libertad de Schleyer. El ministro estableció días atrás contactos similares en Libia, Argel, Irak y República de Yemen, países a los que podrían trasladarse los secuestradores una vez, puestos en libertad los once presos cuya liberación reclaman.El conjunto de medidas ahora a punto de discusión significarán mucho para la población en general y para la práctica jurídica. La Democracia Cristiana, que insiste, en colocar en una misma cesta a terroristas y comunistas, ha adelantado que aprovechará la mayoría con que cuenta en el Bundesrat para imponer la prohibición de tres formaciones marxistas: la Alianza Comunista de Alemania Occidental (KBW), el Partido Comunista de Alemania, maoista (KPD), y la Liga Comunista (KB). Según la oposición conservadora, estas organizaciones «ocupan posiciones cercanas al terrorismo». Los dos primeros partidos tomaron parte en las últimas elecciones al Parlamento. Los democristianos han manifestado que están dispuestos a imponer su prohibición, aun sin el consenso del Parlamento, en el que los social-liberales ostentan la mayoría de los escaños y son contrarios a esta medida.

Peticiones de la oposición

Otras de las reformas que propugna la oposición, aparte de las ya conocidas (aumento de la duración de las condenas, posible restablecimiento de la pena capital, control de las conversaciones de abogados y defendidos), son la reforma del derecho de manifestación (con prohibición de máscaras y cascos protectores a los manifestantes); el restablecimiento de la figura del «testigo de cargo» (con el consiguiente trato benigno a los delatores de organizaciones delictivas que denuncien a sus compañeros de actividades punibles); la reforma del carnet de identidad, con el fin de hacerlo más efectivo; la obligatoriedad de inscripción por el propietario de una vivienda de todos sus inquilinos y el restablecimiento dé la obligación de presentar el pasaporte y aceptar el control policial por todos los huéspedes de hoteles y pensiones.La oposición pide también, que, en lo sucesivo, los terroristas sean sometidos exclusivamente a la jurisdicción del Tribunal Supremo, con lo que se les privaría, en lo sucesivo, del derecho a una apelación. Tras reclamarse el establecimiento de una policía única para toda la República Federal, no como actualmente para cada región, se pide ahora un papel suprarregional para la Administración de Justicia a nivel de terrorismo.

El secuestro de Schleyer

En cuanto a las gestiones, del abogado ginebrino Pavot, mediador entre el Gobierno de Bonn y los secuestradores, parece que entran en una fase decisiva, según ha manifestado el propio abogado a la prensa francesa. El entrevistado ha desmentido, sin embargo, una observación que le ha atribuido el periódico Le Quotidien de París: «Si el Gobierno alemán me retira su confianza como contacto, el secuestro podría terminar en un auténtico baño de sangre.» La frase se interpretó en la RFA como un indicio de que entre mediador y Gobierno alemán se mantiene una tensa situación, debida a que Pavot no parece estar de acuerdo con determinadas imposiciones de los políticos alemanes. De todas formas, el abogado ginebrino ha renunciado a hacer declaraciones a la prensa sin comunicarlo antes al Gobierno alemán.

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