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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Qué hay de malo en la desaparición de colonias de chalets

ArquitectoEs sorprendente encontrarse en las páginas del periódico con la frase, en interrogativo, que encabeza este artículo. Sobre todo cuando se atribuye al señor alcalde de Madrid en el curso de una rueda de prensa.

Si las colonias de hotelitos no existiesen, habría que crearlas. ¿Cómo, entonces, hacerlas desaparecer? No son las 15.000 familias que menciona EL PAIS las que se verían afectadas, sería toda la población de Madrid y, por supuesto, afectadas negativamente.

La exposición de determinados puntos, a continuación, intenta justificar los párrafos anteriores:

En primer lugar, las colonias son hoy un modelo en vivo de lo que en su día fueron propuestas urbanas adecuadas a otras variables, algunas de ellas no existentes en la dinámica más compleja de la ciudad de hoy. Las razones que hoy pueden inducir a pensar que este tipo de trama y forma urbana resultan inadecuadas, están también hoy sometidas a la más profunda revisión por los técnicos y responsables del tema en muchas ciudades del mundo, y en algunas de las nuestras. No es la existencia de estos núcleos lo que se somete a discusión sino aquellos factores que hoy existen en el crecimiento de la ciudad que pueden provocar el injustificable anacronismo que se les atribuye, Como se decía al principio, si no existiesen estas colonias, y con esas características concretas, se impondría su creación como experiencias piloto. ¿No estará ese anacronismo implícito en las declaraciones oficiales provocado por un presente irresponsable y cruento en materia de planificación y control del suelo urbano?

Estas colonias, islas de distensión de la trama urbana, pequeños pulmones dentro de las ciudades, son un patrimonio -como tantas veces se ha repetido de otros aspectos físicos de la ciudad- de los pobladores de todo Madrid.

Colonias europeas

El origen de estas colonias, como se señala en la crónica de EL PAIS, estuvo en iniciativas modestas, movimientos cooperativos, gremiales, o incluso políticos. Su actuación dio lugar a viviendas de 120-180 m.2 con una disposición y una tipología que, las ciudades europeas en su mayoría, con más o menos aproximación, han seguido repitiendo, y en casos como Inglaterra, Holanda o Alemania han llegado a conformar la casi totalidad de las zonas urbanas. En esos países el visitante español comprueba gratamente las ventajas indudables de ese tipo de vivienda. ¿Por qué hacer desaparecer testimonios acertados de la historia y de la planificación de la ciudad? Por supuesto, que la ciudad entera no puede ser un museo muerto, pero tampoco tiene por qué dejar de ser crónica de sí misma, sobre todo en los aciertos, como es este caso.

Es evidente que si no se crea suelo urbano a los efectos de construir viviendas en régimen unifamiliar con intensidad media y participando de las ventajas de la ciudad, las viviendas que constituyen estas colonias o las que se construyen hoy en base a la ordenanza 4.ª en sus grados medios e intensivos, irán creciendo en valor al ser deseadas por aquellos que han comprobado que garantizan un modo más grato de vivir con posibilidades más amplias y muy distintas que las de un piso. Esto no es más que una prueba de su acierto. El hecho de que los nuevos habitantes de esas colonias sean en su mayoría profesionales, subraya la anterior afirmación.

Será cuestión, que los organismos competentes y responsables atribuyan, justamente, coeficientes de participación en los costes municipales a este tipo de viviendas según su mayor o menor disfrute de las ventajas urbanas y de la infraestructura municipal, que por lamentables razones -fundamentalmente su escasez- se han convertido en un lujo. El remedio a esta discutible injusticia. no está en hacer tabla rasa y decir: ¡Venga, pisos, como en todos los sitios!

Si la iniciativa municipal prospera, estos barrios perderán su forma, su dinámica particular, su valor de ejemplo. Asumirán bruscamente el carácter de zonas lujosas y privilegiadas, beneficiando a un promotor no a la colectividad, y perjudicando a muchos de sus actuales propietarios.

Las viviendas que se edificarán, sustituyendo a las existentes, a juzgar por los escasos datos que se conocen del cambio de ordenanza propuesto, tendrán que ser con programa muy amplio -para poder mantener la actual densidad en viviendas por hectárea de superficie, con coste muy elevado por la repercusión de suelo, y de difícil adquisición, por lo tanto, por aquellos que habitan esas zonas actualmente.

La vivienda unifamiliar, con intensidad media, como las que se someten a esta discusión de graves consecuencias, es una alternativa, aún para muchos de los angustiosos problemas de nuestras ciudades. ¿Por qué no abordar de una vez las causas, y acudir al bisturí, a la amputación o al avasallamiento de los pequeños intereses privados en favor de los grandes, que muchas veces -casi todas- son incompatibles con los de la comunidad urbana? Es precisamente en estas colonias donde se encuentran resueltos unos problemas que no han logrado solucionar otras de nueva creación en nuestras ciudades y en las de otros países.

Entre ellos; la proximidad a los núcleos de abastecimiento, la participación en las redes colectivas de transporte, la posibilidad de ubicar, con el suficiente aislamiento y dentro del casco urbano, determinados edificios que necesitan de este aislamiento y de esta baja densidad. Así un largo etcétera.

Una alternativa posible

Toda la ciudad no tiene per qué estar constituida por la yuxtaposición de «hotelitos» -aunque no hay que olvidar que el origen de casi todas las ciudades es precisamente ese -, pero no se aprecia al menos de inmediato, la necesidad de negarle al ciudadano y a la ciudad esta posible alternativa que hoy se muestra, como poco soportable para el resto de la ciudad, aunque sea en ejemplos aislados y en cierto modo provilegiados.

Para concluir, el problerna es complejo, existen estudios mucho más extensos y profundos que estas notas, tal vez pueda haber precipitación en la exposición al no conocer todos los datos de la propuesta municipal, es posible que en esa propuesta se logre advertir la conveniencia o bondad, tras un análisis detallado.

Hoy, ante la nota de la prensa, no puede haber otra cosa que intranquilidad y temor ante la aparición a lo largo del proceso que se avecina, de factores ajenos a los intereses elementales de la comunidad. Tal vez ello se deba al grado de improvisación de este apunte.

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