Bumedian resalta la identidad de objetivos entre Argel y Trípoli
Mientras en la localidad fronteriza de Salum los representantes de los Gobiernos egipcio y libio continúan negociando la normalización de las relaciones tras el cese de las hostilidades iniciadas a fines de julio, la capital libia es escenario de las festividades que marcan el octavo aniversario de la revolución acaudillada por el místico coronel Gadafi.La identidad de los objetivos revolucionarios de Libia y Argelia es proclamada aquí como un factor indisoluble que garantiza la supervivencia del único bastión progresista árabe frente a lo que se califica de vacilaciones y temores del resto de la gran familia islámica.
Ello queda subrayado en el texto del mensaje remitido por el presidente Bumedian al secretario general de la Jamahirya árabe libia, publicado ayer en primera plana por toda la prensa argelina.
En Trípoli, donde han llegado numerosas delegaciones extranjeras entre las que figuran los presidentes de Burundi y Níger, el vicepresidente del Soviet Supremo y el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, el acento de las manifestaciones es puesto sobre los ocho años de conquistas políticas y económicas, evocándose con prudencia las diferencias con el vecino Egipto.
En opinión de los observadores, el «número dos» libio, Abdesselam Jalloud, considerado como el cerebro de la dirección política y militar de ese país, habría reafirmado su autoridad en el seno del Congreso General Popular instituido en marzo pasado, que Trípoli presenta como una etapa primordial en la participación del pueblo en la gestión de los asuntos del Estado.
Cambios institucionales
El 2 de marzo, en una proclamación hecha en la localidad de Sabha, los libios procedieron a una serie de cambios institucionales que definían al Congreso Popular General como el órgano legislativo supremo del país. El mismo está constituído por las asambleas de base que designan, a su vez, a los comités populares y a los sindicatos profesionales. El Consejo de Ministros fue disuelto y reemplazado por un comité popular general, en cuyo seno los antiguos ministros recibieron el título de secretarios.Al formular la exégesis de los ocho últimos años, los libios se refieren a tres decisiones que estiman fundamentales: la evacuación de las bases militares de que disponía la OTAN, la nacionalización de los hidrocarburos y la determinación de sostener a todos los movimientos revolucionarios, autonomistas y separatistas, por heteróclitos y dispersos que sean, y entre los que se pueden citar a la ETA, al IRA, y al MPAIAC (Movimiento para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario).
Esa voluntad de activismo dirigido hacia todos los azimuts, se señala en Argel, sería el marco de las múltiples tentativas de desestabilización a que ha sido confrontada la revolución libia, como se acostumbra a afirmar en el seno de los movimientos representados en la capital argelina.
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