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Estados Unidos presionará para alcanzar una solución en Oriente Próximo

Finalizada la gira del secretario de Estado norteamericano por seis países de Oriente Próximo, la Casa Blanca reconoció el domingo que las diferencias esenciales entre árabes e israelíes persisten, aunque continuó mostrándose optimista sobre las posibilidades de que la Conferencia de Paz de Ginebra se reanude el próximo otoño.

Cyrus Vance informó el domingo de los aparentemente nulos resultados de su viaje por la zona conflictiva. Durante más de dos horas, el secretario de Estado explicó al presidente Carter y al consejero de éste para asuntos de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, el contenido de sus conversaciones con los líderes árabes e israelíes. Poco después, la Casa Blanca hacía pública una declaración en la que se asegura que Estados Unidos intentará «hacer todo lo posible» para lograr un acuerdo pacífico.El punto más destacable de la declaración presidencial es el que anuncia que Carter desea entrevistarse con los ministros de Asuntos Exteriores de Israel y de los países árabes, cuando acudan, como es habitual, a la sesión de apertura de la Asamblea General de la ONU, a finales de septiembre. Norteamérica, afirma también la declaración, «utilizará su influencia, ofrecerá sus consejos y sugerencias y trabajará con ambas partes para que lleguen a negociaciones fructíferas».

A la vez que las posibilidades de que se celebre la Conferencia de Paz de Ginebra en el mes de octubre, como sería el deseo de Carter, parecen cada vez más remotas, el eje central de las negociaciones se trasladará el mes que viene a Estados Unidos. Pero la Administración norteamericana, que hizo de la reanudación de las conversaciones de Ginebra una de sus metas a corto plazo en política exterior, tendrá que dedicarse, presumiblemente, mucho más tiempo a negociar con Moshe Dayan, ministro de Asuntos Exteriores del nuevo Gobierno de Tel-Aviv, que con sus colegas árabes.

Es evidente que el infructuoso viaje de Cyrus Vance encontró sus dificultades mayores en Israel, y que los puntos de vista de Washington y Tel-Aviv son cada vez más opuestos en lo que se refiere a la búsqueda de soluciones para el conflicto. El choque directo se ha evitado hasta el momento, tanto durante la estancia del primer ministro israelí, Menahem Begin, en Washington, como durante la visita de Vance a Israel, pero no puede descartarse un enfrentamiento en los próximos meses si los dirigentes derechistas judíos continúan haciendo gala de su total intransigencia.

Mientras Vance reconoce que los árabes parecen más inclinados a «reducir las diferencias» con Israel que Tel-Aviv, crece el pesimismo sobre una solución pacífica.

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