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Comienza a debatirse en Italia el problema de la enseñanza religiosa

Se perfila un amplio debate sobre la obligatoriedad de la religión católica en la escuela italiana para cuando, terminadas las vacaciones, Italia y la Santa Sede reanuden sus contactos para revisión del concordato que firmaron en pleno fascismo (1929).

La revisión significa armonizar temas espinosos como el status jurídico de los organismos eclesiásticos y la convivencia del matrimonio religioso -que tiene efectos civiles- con la vigente ley de Divorcio. Siendo estos temas materia reservada a especialistas, la inmensa mayoría de los ciudadanos concentrará su atención en el tema de la enseñanza de la religión por ser parte afectada directamente.Según las leyes de aplicación del concordato, la enseñanza de la religión católica es obligatoria en todas las escuelas: guarderías, elementales (cinco cursos a partir de los seis años), medias inferiores (tres cursos), y media superiores (cuatro o cinco cursos, según las especialidades). De todos modos, existe la posibilidad de solicitar la exoneración para los dos grupos últimos. El control de los textos y los maestros les corresponde a los ordinarios de las diócesis.

En vista de las negociaciones de revisión, el democristiano Guido Gonella, ex ministro de Justicia, ha preparado un borrador de ley que habría de regular la enseñanza de la religión según los criterios del nuevo concordato, cuyo proyecto dio a conocer meses atrás el presidente del Gobierno, Giulio Andreotti. La religión católica seguiría siendo materia ordinaria y el control lo ejercerían los ordinarios. La inscripción a esta enseñanza sería facultativa en las medidas inferiores y superiores. Asimismo se establecerían «acuerdos particulares» con otras confesiones.

Todos los partidos, incluida la Democracia Cristiana, critican el borrador de Gonella. Según el democristiano Giancarlo Tesirri, la facultatividad margina la materia y da lugar a «una especie de fichaje religioso». Por el contrario, la enseñanza de la religión ha de mantenerse, diversificándola según las confesiones, o sustituyéndola con un curso de «ética fundamental» para los no religiosos.

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