_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una novela de "misterio"

Del gran poeta y muy notable ensayista que es Arturo Serrano-Plaja acaba de publicarse esta novela en la que se expresa su actual inquietud -y, en el fondo, quietud, serenidad, esperanza- religiosa, bien conocida a través de su poesía, por medio de una técnica de desarrollo detectivesco, «misterio» en el sentido religioso de representación cuasimedieval y, a la vez, mystery, en el de novela policiaca. El lector pensará inmediatamente en ciertos autores ingleses, desde Chesterton a Graham Greene, pero la actitud literaria -la religiosa, en el fondo, no- es aquí bastante diferente. Cierto que la llamada, hace algunos años, «novela católica» tendía, muy en una línea católico-jansenista, a reemplazar al héroe clásico, al gran mártir, por un hombre cualquiera que, lejos de buscar aventuras, se encontraba, sin querer, con ellas, aventuras a través de las cuales, y más o menos ambiguamente, irrumpía lo que el lector, si se comprometía en la trama, podía interpretar como la gracia de Dios. Eran personajes comunes, que podían resistirse o entregarse a la gracia pero que, en todo caso, no «desdecían» de ella. Eran no grandes pecadores pero sí gentes verdaderamente en pecado, o bien santos aparentemente para andar por casa, y a todo lo largo de la ficción, tomados completamente en serio.Serrano-Plaja procede de muy diferente modo. Serrano-Plaja trivializa deliberadamente a todos sus personajes literarios y, especialmente, al «protagonista», les despoja de todo prestigio literario, les hace hablar una lengua que ni siquiera a rebours es recuperable para la literatura. Sin embargo se trata de un propósito literario: el de presentar, sin misterio alguno (pero sí con mystery) un misterio o, por mejor decir, desde un punto de vista cristiano, el misterio, la Pasión. De presentarlo revelado y, me atrevería a decir, un tanto heterodoxamente, casi reencarnado, contemporaneizado en un personaje grotesco y risible, anti-héroe en el más banal de los sentidos, Olmos, traducido a Holmos (casi Holmes), con el cual colabora, en entrega total, otra trivial Magdalena, hija de cura que, habiendo abusado de ella y pese a su, por tanto, miserable condición humana, muestra al final que conserva impreso un cierto carácter sacerdotal. Pero, repito, todo esto enteramente despojado del pathos existencial de la anterior novela religiosa e incluso, como ya he dicho, de escritura literaria. Todo está dicho en un lenguaje gastado, cotidiano, vulgar, incluso en el humor, no digamos en cuanto a poesía (explícita). Piénsese, por ejemplo, qué fácil le hubiera sido al autor la evocación de paisajes desérticos, en los que se alzan, como única vegetación, maltrechas, desfiguradas cruces de joshuas y yuccas, paisajes de valle de muerte. Serrano-Plaja ha preferido, a mi juicio en una discutible ascesis literaria, desgranar la intriga a un grado cero de literatura, sin duda para que así transparezca, desnudo, el sentido, a través de un narrador en una primera persona que es, yo diría, como réplica prosáica del propio autor (de quien nos dice ser amigo), y de vulgares representantes de la autoridad y la vida económico-social del pueblo de Arbol Seco City, California.

Arturo Serrano-Plaja: La cacatúa atmosférica, Editorial Joaquín Mortiz, México 1977

Corrida de feria. Toros de Enrique García, terciados, inválidos y descaradamente romos. El cuarto y el sexto, impresentables, fueron devueltos a los corrales. Los sobreros, de la misma ganadería. Por haber sido rechazados los toros anunciados de Antonio Méndez, se cayó del cartel El Viti. Quedó la corrida en un manoa manoentre Manzanares y Niño de la Capea. Manzanares: pitos. Silencio. Bronca. Niño de la Capea: palmas, pitos y saludos. Dos Orejas. Bronca.

Se trata de descubrir un crimen. Un crimen que impregnó de sangre la tierra toda del condado. Hubo dos o tres personas que vieron, o dijeron haber visto, al hombre muerto, que no se sabe bien si se llamaba «Pez» o «Iktus» o «Iktos», ni si era griego o tejano, de Corpus Christi (adviértanse las alegorías). Se abrió un proceso que hubo de sobreseerse por falta de pruebas y hasta del cuerpo del delito, del cuerpo muerto. Sin embargo cuando años después, precisamente en el arranque de la novela, viene al pueblo, para volver sobre el caso, el grotesco detective Olmos-Holmos, éste, tras varios incidentes, encuentra en una caverna, frecuentada por dos niños, uno blanco, negro el otro, y gracias, en parte, a ellos, el informe de la autopsia del muerto, redactado -de verdad, aunque dentro de la novela el interesado niega haber sido él- por el doctor Francisco Grande Cobián, amigo del autor (y amigo mío también), el conocido investigador. Informe perfectamente hecho y que corresponde, con todo rigor, según lo que conocemos, al estado del cadáver de Cristo, desclavado de la cruz. Pero no sólo este cadáver es inencontrable, sino que el informe de la autopsia, y los demás documentos que intentan, vanamente, reproducirlo, o hacen constar -acta notarial- que existe, desaparecen, de tal modo que, pese a los «milagros» -llamadas de Los Angeles, los huesos distribuidos, la cruz impresa en la espalda de Olmos-Holmos, su misma muerte en extraño «accidente»-, el crimen va a quedar, al final de la novela, de nuevo encubierto, hasta que «volvamos a empezar». El suspense está muy bien logrado.

En el relato, en primera persona como he dicho, del médico forense del pueblo, se interpola refundiéndolo, el texto de lo que aquél llama el Libro Secreto de Holmos, manuscrito que, al hilo de los acontecimientos, había ido siendo redactado, hasta su muerte, por el «detective». La novela es, según se ha dicho ya, mystery en la doble acepción de la palabra. Pero es también -dato importante para entender su intención última- novela que gira en, torno a la interpretación de textos y, como cifra final, en torno a la interpretación de un pasaje del Edipo de Séneca, en «lamentable traducción» castellana -siempre la nota trivializadora- y después en francés. La Revelación solamente nos es hecha bajo la forma de Re-velación.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_